noviembre 02, 2016

Por un movimiento de masas con un programa anti-capitalista y sin burocracia pro-burguesa

Como era esperable de cualquier gobierno de la burguesía, el 14 de octubre Kuczynski se cobraba su primer muerto del pueblo: el comunero apurimeño Quintin Cereceda. De esta manera criminal materializaba la delirante demagogia de su discurso inaugural sobre un país “justo, equitativo y solidario” a través de una “revolución social”.

Su Premier Zavala había sido, sin embargo, muy transparente por encargo suyo ante el Congreso. Van a ejecutar “reformas estructurales” para la reactivación económica, tales como una “reforma laboral para la formalización de la economía” que “facilite la entrada al mercado laboral”. A “destrabar grandes proyectos de inversión” por 18 mil millones de soles, incluyendo inversiones privadas en agua potable y saneamiento. Van a “ampliar la base tributaria” subiendo la recaudación al 17%. Van a “financiar asociaciones público-privadas con los ingresos excedentes del Estado” ha dicho el Ministro de Economía. Todo lo que significa, en buen romance capitalista, menos derechos para los trabajadores - especialmente para los jóvenes -, más despidos por “flexibilización laboral”, más privatizaciones, más regalo de nuestros recursos a las transnacionales y más exacción fiscal. No por gusto Zavala elogió a todos los gobiernos anteriores desde 1990, todos privatizadores y agresivamente anti-populares, mientras le invocaba a la bancada fujimorista “trabajar juntos”.

Qué otra cosa podía salir de un gabinete que resume todo lo sufrido por las clases explotadas en el último cuarto de siglo: un gobierno lleno de empresarios, con Presidente, Premier y Ministros de Interior, Energía y Mujer del toledismo, con Canciller y Ministros de Comercio, Salud, Ambiente, Inclusión y Defensa del Apra, del fujimorismo y del humalismo, con ejecutivos del Banco Mundial, Backus y otros, con la Confiep dirigiendo el Ministerio de Trabajo. El propio Kuczynski ha estado luego en Beijing promoviendo la entrega de nuestros puertos, yacimientos mineros y proyectos ferroviarios al imperialismo chino, así como negociando suculentos beneficios para la burguesía peruana de la agroindustria y el turismo, que como toda la clase dominante está exultante con su nuevo gobierno, no ya de tecnócratas del sistema, sino de plutócratas en sí mismos. 

Para el pueblo trabajador, en cambio, las condiciones económicas solo pueden agravarse. Es el caso de los precios que siguen subiendo lenta pero inexorablemente. La inflación en términos anualizados está en 3,5% y se ha acumulado más de 15% en cinco años. La electricidad, por ejemplo, se ha elevado 37% durante el gobierno de Humala. En el rubro salud los precios han crecido 2,5% este año; en educación un 3,6%, por el alza de pensiones en la enseñanza pública y privada. Hay productos básicos que se elevan constantemente: leche, aceite. Pero el salario de la abrumadora mayoría nunca sube, claro está; algo muy distinto de lo que ocurre con los sueldos policiales y militares. Un policía puede ganar ya el doble que un maestro; en el Perú más vale ser un mercenario que apalea obreros y no quien los forma en las aulas.      

Este gobierno es producto de las elecciones más anti-democráticas desde la caída de la dictadura fujimorista. Todas las candidaturas y bancadas del Congreso han sido cómplices de sus condiciones y resultados. La izquierda del sistema, la izquierda pro-capitalista, de un lado los partidos seudo-comunistas PC y Patria Roja y de otro el Frente Amplio anti-marxista (así como también Democracia Directa), hicieron posible la elección fraudulenta y luego endosaron su apoyo reaccionario a Kuczynski, avalando el ppkeikismo. En las instituciones estatales PPK y Fuerza Popular conciertan una repartija, en el Parlamento funciona una virtual alianza PPK-FA: el Frente Amplio "no obstruirá" el gobierno, decretó Verónika Mendoza ya desde junio, "el apoyo será a una agenda de consenso que impulsaremos de manera conjunta desde el Congreso". Frente a todo esto 1 millón 200 mil votos nulos en la segunda vuelta representaron la dignidad y conciencia clasistas de un sector del pueblo.

En los próximos días tendrán lugar dos importantes eventos casi simultáneos en el país, pero de origen antagónico. Uno de ellos corresponde al campo de las burguesías imperialistas del mundo y el otro a la clase obrera peruana. 

Del 17 al 20 de noviembre se dará cita el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). En este organismo, EEUU, Canadá, Rusia, China, Japón y Australia utilizan a otros catorce países dominados, entre ellos Perú, para consolidar su poder económico mundial. Durante su desarrollo, 1300 grandes empresarios de los países miembros cierran millonarios negocios a costa de la pobreza de pueblos asiáticos y americanos. Estas cumbres deben ser repudiadas por una decidida movilización del movimiento obrero y popular, pero, para hacerlo posible, algún cambio político positivo tendría que ocurrir en el evento alterno.

Del 16 al 18 de noviembre está convocado el XIV Congreso de la CGTP. La burocracia sindical oportunista que domina la Central lo postergó el año pasado para mejor dedicarse a apoyar oficialmente la candidatura pequeño-burguesa del Frente Amplio y luego la gran-burguesa de Kuczynski. Esta traidora y escandalosa política de apoyo a los enemigos de clase fue aplicada por primera vez con Humala y ahora la están convirtiendo en norma fatal para el proletariado. La dirigencia de la CGTP, obsecuente al PC y Patria Roja, se rindió ante el gobierno humalista y así garantizó todas las derrotas del movimiento de masas durante cinco años. Por eso, mientras la CGTP continúe secuestrada con métodos manipuladores, por dirigentes que no solo abandonan y entregan las luchas sino que se convierten en peones del enemigo, los trabajadores de la ciudad y el campo no podrán movilizarse radicalmente en frente único contra el TPP o contra eventos como la APEC. No podrán defender con éxito los derechos actuales ni asumir combates por nuevas conquistas. 

Porque nunca esa burocracia que sostiene programas neoliberales conducirá a las masas hacia huelgas indefinidas con consignas que reflejen reivindicaciones históricas, ni luchará por levantar un organismo de poder proletario como una Asamblea Popular Nacional. Son las bases sindicales combativas las únicas que pueden darle a la CGTP una nueva dirección clasista. 


Salud y educación públicas, gratuitas y de calidad, bajo control de las organizaciones populares.

Único Régimen Laboral con plenos derechos sindicales y completa estabilidad laboral. Nombramiento de todos los contratados. Respeto irrestricto a la jornada de 8 horas. Desaparición de los services.

Salario mínimo de S/. 2000.

Nacionalización sin pago de las transnacionales y la gran empresa, bajo control de sus trabajadores.

Control directo de todas las empresas estatales por sus trabajadores.

Estatización de todo el comercio exterior del país.

Anulación de los Tratados de Libre Comercio.

Desconocimiento de la Deuda Externa.

Ruptura con los gobiernos imperialistas, con el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OMC, la APEC.


POR LA DESBUROCRATIZACIÓN DE LA CGTP 
Y UNA NUEVA DIRECCIÓN CLASISTA

POR UN PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO



1 de noviembre del 2016

REVOLUCIÓN PERMANENTE

mayo 10, 2016

Contra el fraude y sus cómplices

Hace algunas semanas, un Jurado Nacional de Elecciones notorio por su inclinación al Apra y al Fujimorismo permitió continuar candidateando a Fuerza Popular, pese a las evidencias de compra de simpatizantes. Y de esta manera convirtió a las elecciones en fraudulentas. Por su lado, todas las candidaturas que no renunciaron repudiando al JNE se convirtieron en cómplices del fraude.

Desde el campo del movimiento obrero y popular, las direcciones burocráticas de la CGTP y la CUT, que se rindieron durante años en la lucha contra el gobierno humalista, volvieron a abandonar los derechos y reivindicaciones del pueblo trabajador para apoyar listas ajenas y contrarias a la clase. Como antes lo hicieron con Humala, Toledo y Fujimori, las cúpulas del PC, Patria Roja y otros han vuelto a pulverizar la independencia política de los explotados, esta vez a favor del oportunismo electoralista pequeño-burgués y neoliberal del Frente Amplio, también sostenido lastimosamente por la dirigencia de la Red Solidaria de Trabajadores. 

En la actual segunda vuelta, con el propósito subalterno de aprovechar el repudio popular a la mafia fujimorista, esas mismas costras políticas convocan ahora de forma abierta a votar por el plutócrata Kuczynski, lo mismo que los líderes del Frente Amplio hacen de forma hipócrita. Kuczynski, Gerente del BCR y Ministro de Belaúnde, Ministro y Premier de Toledo, ha sido parte de la élite del Banco Mundial y ha jefaturado transnacionales de la energía y la banca durante toda su vida. Pero para el tradicional reformismo estalinista, hoy pro-neoliberal, ya ninguna traición es suficiente.

Los honestos activistas trabajadores y estudiantes del Frente Amplio y de los pequeños aparatos izquierdistas están ante la disyuntiva de quedar postrados servilmente a la burguesía o romper con la demagogia capitalista de sus movimientos, abandonándolos y defendiendo los principios más elementales del clasismo. Para nuestra futura victoria ante el próximo gobierno de la clase dominante hay que luchar por un programa anti-capitalista, por la auto-organización de los productores en asambleas populares, por impulsar huelgas indefinidas sindicales, provinciales y regionales, por construir un partido revolucionario de todos los trabajadores y una nueva Internacional Comunista. Esta es la única vía para la liberación de los oprimidos: la vía de la Revolución Socialista.

Contra el fraude de la burguesía, sus candidaturas y todos sus cómplices: ¡Vota Clasista, Vota Nulo!


10 de mayo de 2016

Revolución Permanente

http://luchamarxista.blogspot.com



mayo 02, 2016

1 de Mayo 2016

1 de Mayo de 2016: Contra la barbarie: ¡independencia de la clase obrera, lucha de clase, revolución, socialismo mundial!

El capitalismo conduce a la concentración de la riqueza y el derroche en un polo de la sociedad y a la precariedad y a la pobreza en el otro, a la destrucción del medio ambiente, al resurgimiento de la religión y el oscurantismo, a las crisis económicas recurrentes y las guerras incesantes.

El capital-dinero circula libre, pero no los seres humanos.  En todo el mundo, los estados construyen muros contra los trabajadores que intentan escapar de la miseria.  Israel lo ha hecho contra los palestinos, prosiguiendo al mismo tiempo la colonización en Jerusalén y Cisjordania.  Los países más democráticos cierran sus fronteras a los refugiados que huyen de los bombardeos diarios en Siria, Irak, Yemen..., de los abusos de los regímenes policíacos y torturadores (Siria, Eritrea...) y de los genocidios (ejecutados por el "Califato" sunita del Daech, los rakhines budistas y el Ejército birmano...).  En los Estados Unidos, el principal aspirante a la candidatura del Partido Republicano hace campaña para expulsar a los extranjeros.  Las organizaciones xenófobas y fascistas progresan electoralmente en Europa y algunas empiezan a organizar agresiones contra los inmigrantes (Grecia, Alemania, Bulgaria...).

La crisis capitalista mundial de 2008-2009 fue superada en los países imperialistas por medio de la intervención de los Estados (rescate de cada cual a sus grupos bancarios, de seguros, automotrices; préstamos abundantes y a bajos tipos de los Bancos Centrales a los bancos de su zona...)  y en todo el mundo por el reforzamiento de la explotación (aumento de la intensidad y el tiempo de trabajo, congelamiento de salarios, disminución de las pensiones e indemnizaciones de desempleo, restricciones de las huelgas y debilitamiento de los sindicatos, etc.).  Todos los gobiernos burgueses efectuaron las mismas políticas contra los productores y en favor de los explotadores, incluidos los dirigidos o codirigidos por los partidos "laboristas" (Brasil...), "comunistas" (China, Vietnam, Sudáfrica...), "socialistas" (Francia, Alemania...) o de la "izquierda radical" salida de la reconversión estalinista (Grecia...). 

La tasa de ganancia se recompuso y la acumulación mundial del capital se reanudó el 2009.  Sin embargo, algunos países están estancados (Japón, Francia...).  Otros ni siquiera rencontraron su nivel de producción anterior a la crisis (Grecia, España, Italia...).  Por último, entre los que se habían clasificado como "emergentes", grandes países se hunden en la depresión económica (Brasil, Rusia...) y la propia economía china se desacelera.  Alimentada por las políticas monetarias de tipo keynesiano, la especulación financiera volvió a crecer.

La crisis capitalista mundial intensificó las rivalidades entre las grandes potencias imperialistas, con un polo de la burguesía dominante (la de los Estados Unidos) y sus aliadas más o menos disciplinadas (las de Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña...) y, en el otro polo, una alianza circunstancial entre las nuevas burguesías (de China, de Rusia) que ponen en entredicho la antigua distribución de actividades, influencias y dominios. La Unión Europea, que personificaba la tentativa burguesa de superar la estrechez de las fronteras nacionales, se ve sacudida.  Tras la crisis económica mundial, los gobiernos alemán y francés humillaron y sangraron al pueblo griego.  Ucrania fue dividida por los imperialismos rivales. Frente a los refugiados, todos los estados resucitaron las fronteras entre ellos y multiplicaron las alambradas, concluyendo un sórdido Tratado con el gobierno autoritario e islamista de Turquía.

Las grandes potencias mundiales y, en su estela, algunas potencias regionales, se arman todavía más, se desafían en el mar de China, se enfrentan de manera indirecta en Ucrania y Siria.  En nombre del "liberalismo", las burguesías disminuyeron los gastos sociales.  Al mismo tiempo, el aparato represivo del Estado burgués se reforzó: todavía más prerrogativas contra los ciudadanos, todavía más gastos militares, todavía más servicios secretos, policías, prisiones... El rol económico del Estado burgués no se esfumó. Todos se esfuerzan en apoyar a sus capitalistas contra su proletariado y contra las otras burguesías: integración de los aparatos de los sindicatos al Estado, represión de los militantes sindicales y revolucionarios, obsequios a los patrones, guerra monetaria, espionaje "industrial", presiones diplomáticas, amenazas militares, golpes de Estado, intervenciones militares de "baja intensidad" (armas, consejeros, drones, fuerzas especiales...), intervenciones abiertas (bases, bombardeos, expediciones, ocupaciones).

Los estados imperialistas occidentales sostuvieron (junto con la burocracia estalinista de la URSS) la fundación de Israel, un estado colonial. Instauraron las monarquías del Golfo Arabo-Pérsico que extienden el oscurantismo salafista en todo el mundo y financian al islamo-fascismo; apostaron por los fanáticos islamistas de Irán en 1953, Indonesia en 1965, Afganistán en 1979.  Empujaron a Irak a la guerra contra Irán en 1980.  Invadieron dos veces Irak en 1991 y en 2003; atizaron los conflictos étnicos y confesionales; dislocaron Libia el 2011.  En la actualidad, toman como pretexto los atentados islamistas para limitar las libertades democráticas en sus países y justificar la continuación de sus intromisiones en África subsahariana y en Asia Occidental.

Las fracciones clericales de la burguesía llegaron a obtener una audiencia en las masas musulmanas y así pudieron conducir verdaderas contrarrevoluciones en Irán, Irak y Siria.  Los islamistas son incapaces de vencer al imperialismo porque defienden la propiedad privada y el capitalismo.  Por consiguiente se reducen a ejercer presión sobre el imperialismo por medio de atentados reaccionarios que apuntan sobre todo a los trabajadores. Pero si se mantienen en el poder por haber destruido al movimiento obrero, como en Irán, terminan por capitular ante las grandes potencias, como los nacionalistas burgueses de discurso "socialista".

La fuerza social capaz de impedir la catástrofe y de realizar una revolución social existe: es la clase obrera mundial.  Los trabajadores asalariados, la juventud estudiante, los desocupados, luchan en todas partes, a veces heroicamente. Los trabajadores y los estudiantes de Europa se han manifestado de manera masiva para defender el empleo o sus conquistas sociales.  Los trabajadores de África y Asia Oriental se baten en condiciones difíciles por los salarios, la mejora de las condiciones de trabajo y el derecho a tener sindicatos.  Los pueblos de África del Norte y de Asia Occidental se alzaron contra los tiranos sostenidos por uno u otro imperialismo; los kurdos resistieron a la reacción islamista en Turquía, Siria e Irak.  En Norteamérica, los negros se rebelaron contra los repetidos asesinatos de la policía.

Pero a falta de un partido obrero revolucionario que permita a la clase obrera encabezar a los explotados (campesinos pobres, trabajadores del sector informal, etc.) y oprimidos (mujeres, jóvenes, minorías...), los levantamientos de Túnez, Egipto y Siria fueron contenidos por una doble contrarrevolución: de una parte los bombardeos y la tortura masiva del régimen y el Estado Mayor;  de otra parte, el fascismo sunita.  Los trabajadores kurdos siguen siendo separados de los otros proletarios y divididos entre ellos, por partidos nacionalistas que pactan con Estados que oprimen a los kurdos (PDK) o que se apoyan en los imperialismos ruso o norteamericano (PKK-PYD).  Las burocracias en el poder de Corea del Norte y Cuba preparan la restauración del capitalismo.  Los gobiernos de Brasil y Venezuela, después de haber servido al capitalismo y respetado el Estado burgués, hacen frente a tentativas de derribo por el imperialismo y la fracción compradora de la burguesía local.  La resistencia a los despidos masivos y a las medidas de austeridad gubernamental en los países avanzados es canalizada y disipada en "jornadas de acción" impotentes por las burocracias sindicales, con la ayuda de sus acólitos centristas (Bélgica, Canadá, España, Francia, Grecia, Noruega, Suecia...).  Los partidos "reformistas" y sus suplentes centristas siembran ilusiones en el parlamentarismo burgués.  Pero cuando acceden al poder, estos partidos hacen la misma política que los de la burguesía (Grecia, Francia, Austria...).

La vanguardia debe retomar el marxismo, adoptar la estrategia de la revolución permanente, construir a una Internacional obrera revolucionaria.  Las trabajadoras y los trabajadores, para preservar o conquistar sus derechos, para salvar el medio ambiente, para preservar a sus niños del desempleo y la guerra, para terminar con la explotación, deben exigir la ruptura de las organizaciones que fundaron (partidos de masas y sindicatos) con la burguesía; establecer órganos de lucha democráticos y centralizarlos; expropiar a las grandes empresas capitalistas; aplastar a las bandas fascistas e islamistas; desmantelar los órganos estatales de represión y espionaje; controlar democráticamente la producción y el intercambio; disolver las fronteras. ¡Abajo el capitalismo y el imperialismo!  ¡Viva el socialismo mundial!  

1 de mayo de 2016

Colectivo Revolución Permanente
(Francia, Austria, Perú)    

Tendencia Marxista Leninista
(Brasil) 

enero 12, 2016

Contra la clase capitalista y sus acólitos: Voto Clasista, Voto Nulo

La gran burguesía ha inscrito sus candidaturas para el 10 de abril. En sus múltiples variantes, evidentemente, defienden el Estado Capitalista y a los gobiernos que lo han administrado en los últimos treinta y cinco años. Pero además de ellas, otras tres listas participarán representando a movimientos de la pequeña burguesía, los que también defienden un programa neoliberal, aunque mediatizado.

De un lado está el Frente Amplio, en torno a Tierra y Libertad, cuya amplitud incluye hasta sectores apristas y democristianos, así como ciertos círculos reformistas tradicionales. De otro lado Democracia Directa con la incorporación de un sector del MAS reformista. Finalmente, el movimiento Perú Libertario. En los tres casos se trata básicamente de frentes y organizaciones creados y dirigidos por la izquierda demócrata de clase media, y no de partidos proletarios con ideología y programa socialistas.

De hecho, los programas de ambas listas no difieren. Eso quedó establecido el 18 de noviembre pasado (Acuerdo entre Frente Amplio, Unidad Democrática y Perú Libre), el 17 de diciembre (Presentación de los Ejes del Plan de Gobierno del Frente Amplio), el 23 de diciembre (Acuerdo entre FA, PC, PS y FS), así como en sucesivas entrevistas a Verónika Mendoza. Por tanto, he aquí la identidad política de la Izquierda, a partir de sus propios principios programáticos que autocalifican de “Progreso”:

-          “Economía de Mercado”. “Equilibrio macroeconómico”. “Nuevo modelo de crecimiento y Estado promotor del desarrollo”. “Políticas públicas en alianza con el sector privado”.

-          “Apoyo a la inversión nacional y extranjera”. “Garantías para los inversionistas”. “Renegociación de los contratos petroleros y las concesiones mineras”.

-          “Estado Democrático y Soberano”. “Nueva Constitución”. “Igualdad de derechos y trabajo digno”. “Sueldo mínimo de S/. 1000”.

-          “Promover la competencia entre AFPs”. “Profundizar la reforma universitaria”.

-          “Seguridad ciudadana articulando Policía, Fiscalía y Poder Judicial”. “Defensa Nacional”.

-          Con “la sociedad en su conjunto”, “los industriales”, “los empresarios medianos y pequeños” y “fuerzas progresistas”.

Todo lo cual significa proclamar que su Progresismo mantiene la economía neoliberal y el Estado Capitalista de la clase dominante, el Estado explotador, opresor, represor y corrupto, defendiéndolo conjuntamente con la burguesía y dándole una nueva Constitución capitalista.

Porque constituye una tremenda demagogia aludir a un supuesto nuevo modelo económico capitalista mientras se preservan los intereses transnacionales, dado que toda renegociación de contratos, así planteada en abstracto, pretende únicamente obtener migajas y limosnas del gran capital. Lo concreto viene a ser lo de siempre: se busca garantizar los beneficios del empresariado extranjero y nacional, sacrificando los derechos de las masas productoras en el altar de las reglas macroeconómicas del sistema. “Promoción del desarrollo”, así es, pero del exclusivo desarrollo de los magnates externos e internos, porque en realidad el Estado peruano seguirá sin ejercer soberanía sobre sus recursos geológicos y energéticos. “Progreso”, pero para la burguesía y no para los pueblos.

Es esta precisamente la política que conocemos con el nombre coloquial de neoliberalismo. No hay, en esto, política nacionalista burguesa alguna que persiga levantar y fortalecer un sector capitalista estatal. Por tanto el “anti-neoliberalismo” del Frente Amplio y la Izquierda es una farsa.

Se trata del mismo actual Estado falsamente democrático y nunca soberano, al que el imperialismo continuará dominando sin obstáculos y donde la real igualdad de derechos y el trabajo digno seguirán siendo una utopía, al mismo tiempo que la Izquierda ampara a las AFPs, respalda la Ley Universitaria privatista y dictamina un sueldo mínimo insultante (cuando la propia burocracia de la CGTP reclama S/. 1500).

A partir de este programa no sorprende que, para cautelar este Estado, se recurra al reforzamiento de los anti-populares aparatos - judicial, policial y militar - que tanto han encarcelado y masacrado a la clase obrera y al pueblo. Es la lógica consecuencia derivada de comprometerse a defender la economía y la política del Estado de la clase explotadora, junto a los industriales de la SNI y los empresarios medios de la Confiep.

En tales circunstancias electorales, una vez más el pueblo trabajador no tendrá representación. No habrá lista nacida de los distritos obreros y populares, de las fábricas y empresas, de las bases sindicales, de los pueblos y comunidades. Pero las burocracias sindicales responsables de esta situación (las direcciones de la CGTP y la CUT) sí están empeñadas en apoyar las candidaturas de la pequeña burguesía (e integrarse a ellas), como en ocasión de su apoyo a Humala, Villarán, Toledo y Fujimori, solo para nombrar las experiencias históricamente más cercanas. Ese es siempre el papel de estas cúpulas, a quienes ahora se ha sumado también la dirigencia de la Red Solidaria de Trabajadores. Frente a las planchas Mendoza-Arana y Santos-Alcántara, no debemos olvidar que toda la Izquierda se coludió con Humala desde el 2006 y con Villarán entre 2010-2015 (Alcántara hasta el 2013), llamando al pueblo a respaldar a sus enemigos, y que estos movimientos hacen del oportunismo electoralista su razón de ser.

Mención aparte merecen los partidos de origen trabajador, el PC y Patria Roja, sumidos en una profunda crisis producto de ochenta años de inveterado oportunismo y traiciones, hasta devenir en destartalado estalinismo neo-socialdemócrata. Su última hazaña, fungir de secuaces Simonistas, equivalente a cómplices del Baguazo, del Apra y de PPK. Por lo que cada vez son más los sectores de vanguardia que han ido mostrando escepticismo y rechazo a estos falsos partidos comunistas.

Los comunistas luchamos por un Estado de los Trabajadores, resultado de una Revolución Socialista. Oponemos el Marxismo al Izquierdismo que defiende el Sistema, al “Progresismo” enemigo de la nacionalización de la riqueza, este que hoy levanta un programa privatista, capitalista neoliberal pero “más humano” como le llaman, más ligth, pero neoliberal al fin y al cabo. Los comunistas no llamamos a votar por movimientos que apoyaron la reaccionaria Hoja de Ruta humalista y la representaron en el Congreso, en Ministerios y Embajadas, y que son en buena cuenta un neo-humalismo, un humalismo reciclado. Como ha afirmado Verónika Mendoza, “la Hoja de Ruta era de izquierda”. Esa es pues, finalmente, la Izquierda. No llamamos a votar por congresistas como Mendoza que se embolsillan S/. 33.000 mensuales, lo que es un auténtico crimen contra el pueblo peruano, ni tampoco por gobernadores regionales como Santos, en prisión por serios indicios de corrupción.

Contra el programa de la Izquierda Neoliberal:

Nacionalización sin pago de las transnacionales y la gran empresa, bajo control de sus trabajadores.

Control directo de todas las empresas estatales por sus trabajadores.

Estatización de todo el comercio exterior del país.

Anulación de los Tratados de Libre Comercio.

Desconocimiento de la Deuda Externa.

Ruptura con los gobiernos imperialistas, con el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OMC, la APEC.

Ningún falso “Estado Democrático” capitalista. Ninguna nueva Constitución capitalista neoliberal.


Por un Gobierno Obrero, Campesino y Popular.



11 de enero de 2016

REVOLUCIÓN PERMANENTE
Por el camino de Lenin y Trotsky