octubre 19, 2014

Sobre el crecimiento económico y el “progreso”

Es bien sabido que el Estado burgués considera al incremento del Producto Bruto Interno (PBI) como uno de los principales objetivos de su política económica. Según la tecnocracia burguesa el PBI refleja el nivel de “progreso” y “bienestar” social, pero este enfoque no podría estar más alejado de la realidad ya que esta magnitud macroeconómica sólo mide el valor monetario de la producción de bienes y servicios en un país sin considerar si la población disfruta de ellos o el nivel de desigualdad, tampoco toma en cuenta el acceso a la salud, la educación, la vivienda o el trabajo digno. Por si fuera poco deja de lado el desgaste de los medios de producción, el consumo de los recursos naturales, el deterioro del medioambiente y del propio ser humano que participa en el proceso productivo. Por eso no causa extrañeza que el PBI peruano haya experimentado un crecimiento sostenido por más de una década sin que las condiciones de vida de los trabajadores mejore.

El “paquetazo” y las cifras macroeconómicas
En julio pasado “La Comisión Permanente” del parlamento burgués peruano aprobó el llamado “Paquete reactivador de la economía”, básicamente un conjunto de medidas ultrareaccioarias que establece millonarios beneficios tributarios para un puñado de empresas, la simplificación de procedimientos y permisos con el fin de “destrabar” y “dinamizar” las inversiones, flexibilizando además la ya permisiva legislación medioambiental. En mayo de 2013 el ejecutivo ya había lanzado un “paquete” similar para recuperar la confianza de los empresarios, estableciendo plazos perentorios para que el Ministerio de Cultura otorgue el CIRA (Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos) y simplificando los EIA (Estudios de Impacto Ambiental) mostrando así total desprecio por el patrimonio cultural y el medio ambiente.

El “paquete” de este año fue la respuesta a la llamada “desaceleración del crecimiento”. Las engañosas cifras macroeconómicas de las que se jactaban los políticos y tecnócratas neoliberales, esas que jamás reflejaron las reales condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población, dejaron de ser propicias para los fines demagógicos burgueses (El “crecimiento” en junio fue de apenas 0.3%). Si a los empresarios cada día les resulta más difícil obtener ganancias son las masas quienes deben pagar el precio.

Vayamos al principio; a partir de 2001 en Perú se experimentó un fenómeno nada extraordinario ni progresivo, un leve y transitorio aumento del dinamismo comercial debido al incremento de los precios y la demanda internacional de los metales (oro, plata, cobre), algunos productos agroindustriales, además del gas y el etanol. Así mismo, el mercado interno se expandió un poco (básicamente en la ciudad) debido al masivo y peligroso crédito de consumo.  Falaces indicadores cuantitativos se exhibieron en los medios manipulados convenientemente cual pirotecnia matemática; la economía crecía lo que significaba “progreso para todos”, incluso los más delirantes propagandistas burgueses hablan de un periodo de “bonanza”.

Más empleo precario
No es del todo falso que en los últimos años se haya producido un leve incremento de puestos de trabajo, principalmente en el sector comercial y de servicios, pero los trabajadores no tenemos razones para festejar sino todo lo contrario, dichos empleos (concentrados en las ciudades) son más precarios, en condiciones de extrema explotación e inestabilidad y con salarios miserables. Esta mayor demanda de mano de obra fue consecuencia del arribo de inversionistas que buscaban desesperadamente recuperar las pérdidas originadas por la crisis financiera (2008…) siendo atraídos como lobos por la sangre de un cordero. Un país con estupendas condiciones para la obtención de plusvalía estaba a su disposición, con mano de obra barata, una legislación laboral extremadamente permisiva con los empresarios y un movimiento sindical secuestrado por una burocracia servil al poder patronal.

Las “Asociaciones Público – Privadas”, una fórmula ganadora para el Gran Capital
La política neoliberal ha seguido su curso desde los años 90, los partidos burgueses de “oposición” al gobierno de Ollanta Humala profieren calculados golpes motivados por intereses de grupo procurando no desestabilizarlo para que el “plan” siga en marcha, mientras tanto las privatizaciones avanzan incontenibles, el sector energético, las telecomunicaciones, la infraestructura, el transporte público, etc. fueron los primeros objetivos, en la siguiente fase es el turno del acceso al agua potable, la salud y educación públicas...

Para los políticos, propagandistas y tecnócratas al servicio del capital no cabría mayor discusión al respecto; las concesiones clásicas y principalmente bajo la celebrada modalidad de “Asociación Público Privada” (APP)[1] serían las vías seguras hacia el “progreso”. Pero la realidad es bien distinta, las APPs son una forma descarada de expoliación al pueblo trabajador en favor del gran capital. Tomemos sólo un par de ejemplos; en el Proyecto Especial Olmos Tinajones (2008) la empresa H2Olmos (subsidiaria de la brasileña Odebrecht) se beneficia con el 85% de los ingresos de la subasta de tierras irrigadas, además de recibir todas las ganancias por el uso del agua durante 23 años ¡Todo un faenón!. De igual manera en la construcción del Gaseoducto Sur Peruano (2014) el consorcio formado por la empresa española Enagás y la brasileña Odebrecht recibirá un multimillonario financiamiento estatal fruto del incremento de las tarifas eléctricas.

El mito del “emprendimiento” y el “progreso”
Como antes mencionamos el mercado interno peruano se ha dinamizado debido al ingreso de capitales foráneos, un efecto previsible fue que la clase media incrementó su poder adquisitivo, (ojo: estamos hablando de una porción muy pequeña de la población) mientras la gran mayoría sigue inmersa en la miseria. Al mismo tiempo, los aparatos de propaganda burgueses hace años despliegan una intensa y bien orquestada campaña mediática para alentar el mito del “emprendedor”, los medios de ideologización al servicio del capital repiten incesantemente que romper el “circulo de pobreza” sólo es cuestión de talento y esfuerzo. Es decir, el capitalismo sería un sistema justo que castiga a los haraganes y premia el esfuerzo.

Al respecto cabría aclarar que si bien el cauce torrentoso del capitalismo a veces genera pequeñísimos recodos que una cantidad ínfima de individuos de extracción popular consigue aprovechar, estos casos son excepcionales y cuando ocurren el “emprendedor” (micro y pequeño empresario) termina convertido en un fiero explotador de asalariados a quienes niega derechos laborales debido principalmente a la encarnizada competencia en el mercado. En definitiva, con o sin “emprendedores” el sistema capitalista sigue alimentándose de la vida del proletariado, su contradicción fundamental: producción colectiva – apropiación individual, lo convierte en el orden económico y social basado en la explotación del hombre por el hombre más voraz de la historia.    

Finalmente, es preciso mencionar que la ausencia de una generación marxista revolucionaria se deja sentir ya no sólo en el plano de la lucha política propiamente dicha sino también ideológica. Los jóvenes autoproclamados “progres”, “izquierdistas”, “socialistas”… bienintencionados no son capaces de dar batalla a la descomunal campaña propagandística burguesa. Para contrarrestar el vendaval de patrañas que abogan por la perpetuación capitalista es necesario desechar toda forma de ilusión reformista, asumiendo una clara y decidida posición anti burguesa ¡Adelante que el tiempo apremia!


Carlos García M.


[1] APP (Asociación Público Privada) Modalidad de concesión fue incorporada por el DL 1012 en junio de 2008 por el gobierno del ladrón y genocida Alan García, es uno de los 99 decretos legislativos aprobados durante su mandato como parte del TLC con EE.UU. En realidad enmascara el subsidio que el Estado burgués brinda al gran capital.

En: Revolución Socialista # 10 - Octubre 2014

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