octubre 19, 2014

El Estado burgués perfecciona sus métodos represivos

Actualmente el movimiento de masas en Perú atraviesa un momento bastante desfavorable, la histórica crisis de dirección que padece explica esta situación, no obstante Humala y sus predecesores (Toledo, García) tuvieron que lidiar con espontáneas reacciones populares en contra de sus políticas reaccionarias. Estas manifestaciones defensivas, de intensidad variada, en más de una ocasión colocaron en serios aprietos a los gobiernos burgueses. Dichos conflictos en su mayoría permanecen sin solución hasta la fecha (1) por ello el Estado burgués necesita perfeccionar continuamente sus métodos represivos; en esa línea el 13 de enero se promulgó la Ley 30151, más conocida como “licencia para matar”; esta nefasta norma establece que los miembros de la policía y fuerzas armadas causantes de muertes y lesiones “en el cumplimiento de su deber y en uso de armas u otro medio de defensa” están libres de responsabilidad penal (2). Acto seguido, en junio, asumió la dirección del Ministerio del Interior el Gral. (r) Daniel Urresti Elera quien contaba entre sus “méritos” 1 muerto por herida de bala y 17 heridos (Madre de Dios) como resultado de las operaciones de interdicción que lideró siendo “Alto Comisionado de Asuntos de Formalización de la Minería de la PCM”. Por si fuera poco Urresti está involucrado en el asesinato del periodista Hugo Bustíos (3) ocurrido en 1988 cuando, bajo el alias de “Capitán Arturo”, se desempañaba como jefe de la Sección de Inteligencia S–2 del Ejército en la base contrasubversiva de Castropampa (Huanta - Ayacucho).

La más reciente víctima mortal del brazo armado burgués fue Jhapet Claysont Huilca Pereyra un adolescente de apenas 16 años a quien una bala le perforó el tórax (3 de setiembre) en medio de las movilizaciones que remecieron La Convención (Cusco). Dos días después fallecería Rosalío Sánchez, alcalde de Kepashiato, luego de ser interceptado por las huestes de Urresti. 

El permanente estado de descontento popular demuestra que un gobierno burgués jamás atenderá las exigencias de las masas sino todo lo contrario. Si bien la reciente convulsión cusqueña responde principalmente a la demanda de acceso a los beneficios energéticos del Gaseoducto Sur (4), el descontento se nutre también de la corrupción endémica en las instituciones locales y el total abandono del campesinado empobrecido y castigado periódicamente por plagas como la “roya amarilla” o la mosca de la fruta. Indudablemente estamos frente a un problema sistémico y no de tipo coyuntural o sectorial.

Superar la crisis de dirección:
Frente a la política antipopular del gobierno hace tiempo los trabajadores organizados deberían haber respondido coordinadamente a nivel nacional mediante una Huelga General Indefinida. El carácter reaccionario y corrupto de las instituciones burguesas ya debería haber inspirado la construcción de los primeros organismos de confluencia y autodeterminación de masas (Comités, Asambleas Populares). Los destacamentos de autodefensa deberían estar surgiendo como respuesta natural y necesaria frente a las agresiones cada vez más violentas del Estado burgués. No obstante, nada de esto viene ocurriendo, por el contrario el movimiento de masas se encuentra retraído, profiriendo golpes inconexos aquí y allá carentes de perspectiva, resultado del pernicioso accionar de direcciones vacilantes cuando no abiertamente traidoras como las burocracias enquistadas en la CGTP y la CUT.

Para encarar esta situación los diferentes sectores de trabajadores deben estrechar lazos orgánicos en la ciudad y en el campo; obreros, campesinos, empleados públicos, desempleados, estudiantes… todos los explotados por el sistema capitalista están llamados a organizarse para desplazar a las dirigencias traidoras y oportunistas. En ese sentido resulta imperativo conformar organismos de frente único clasista para superar la pasividad o la lucha esporádica o aislada y avanzar a paso firme hacia formas cada vez más efectivas de combate anti burgués. Así mismo, los marxistas revolucionarios, especialmente los más jóvenes, tienen la obligación de superar la dispersión e iniciar, lo antes posible, un proceso de esclarecimiento y organización para encarar debidamente las exigencias presentes y futuras de la lucha de clases. Este proceso de confluencia deberá derivar necesariamente en la construcción de un Partido revolucionario de carácter proletario, instrumento imprescindible para que todos los explotados conquisten su definitiva emancipación del yugo capitalista. 

Notas:

(1) Según el último informe de la Defensoría del Pueblo en Junio de este año los conflictos sociales llegaron a 214 (165 estarían activos y 49 latentes). Estas cifras, más allá de los sesgos que pudieran presentar, grafican con cierto grado de aproximación la relación especialmente tirante que hoy existe entre la burguesía y el pueblo trabajador.
  
(2) El pasado 5 de febrero un juzgado absolvió a cuatro agentes de la Policía Nacional responsables del asesinato de cuatro jóvenes muertos a balazos en Huancavelica durante una movilización (2011). Estos miembros de las huestes criminales del Estado burgués fueron beneficiados por la “retroactividad benigna” y la ley 30151.
  
(3) El 24 de noviembre de 1988 Hugo Bustíos Saavedra, corresponsal en Huanta de la revista Caretas, fue acribillado por una patrulla del Ejército de la base contrasubversiva de Castropampa, en la provincia de Huanta, departamento de Ayacucho; luego el periodista fue rematado con un explosivo que voló parte de su cuerpo.

(4) La población de La Convención demanda una Planta de Fraccionamiento en el centro poblado de Kepashiato para envasar balones de gas a precio accesible, y la construcción de una central térmica. Estas exigencias además del “Polo Petroquímico” fueron excluidas en la concesión del “Gaseoducto Sur Peruano”.

En: Revolución Socialista # 10 - Octubre 2014


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