mayo 31, 2013

Carátula del Programa Revolucionario de Acción

Carátula de nuestro Programa Revolucionario de Acción

Para terminar con el capitalismo. Por el comunismo.


Para terminar con el capitalismo
Por el comunismo

Plataforma del Grupo Marxista Internacionalista,
adoptada por su 1era. Conferencia, París, abril 2013


La Conferencia de abril de 2013 de los militantes del CCI (T) y de GB, al término de un año de aproximación y trabajo en común en Francia: 
·         Protocolo (abril de 2012), asamblea común (septiembre de 2012), reunión mensual de una dirección provisional común, publicación de un boletín interior común, artículos comunes en los boletines CPFC y RS
·         Posiciones sobre la "cumbre social" (enero de 2012), sobre la elección presidencial (mayo de 2012), sobre las elecciones legislativas (mayo de 2012), el automóvil (septiembre de 2012), el "pacto social" (noviembre de 2012), la siderurgia (diciembre de 2012), la inmigración (diciembre de 2012), el matrimonio homosexual (diciembre de 2012, enero de 2013), el acuerdo de flexibilidad (enero de 2013), la enseñanza primaria y secundaria (enero, febrero de 2013), la enseñanza superior y la investigación (febrero de 2013)

e internacionalmente con el Colectivo Revolución Permanente:

·         Sobre la revolución en el Magreb (abril de 2012, febrero de 2013)
·         Sobre las huelgas en Sudáfrica (agosto de 2012)
·         Sobre las elecciones en Venezuela (octubre de 2012)
·         Sobre la intervención israelí en Gaza (noviembre de 2012)
·         Sobre la intervención de nuestro imperialismo en Malí (enero de 2013)

decide constituir el Grupo Marxista Internacionalista sobre las bases siguientes.

Nuestro objetivo es el comunismo
Nuestro objetivo es el comunismo, es decir, un modo de producción sin clases sociales y sin desigualdad, sin Estados y sin fronteras, articulando un alto nivel de fuerzas productivas gracias a la ciencia y a la técnica, con la organización de la producción y la vida social para todos los seres humanos, integrando las preocupaciones ambientales de la especie humana como garantía de su futuro.  La abundancia material, la contribución de cada una y de cada uno a la producción en función de sus capacidades, el tiempo liberado para la vida colectiva y personal, la planificación consciente, son las condiciones de la igualdad real y el desarrollo individual.

El capitalismo sienta las bases del comunismo
El capitalismo es un modo de producción que tuvo por mérito histórico crear las condiciones de su propio rebasamiento en dirección del modo de producción comunista.  Por una parte, por la industria moderna y la aplicación de la ciencia a la producción, la puesta en relación de todas las sociedades antes aisladas por el mercado mundial, la mejora de los medios de transporte y comunicación y la mezcla migratoria; por otra parte, por la destrucción de las relaciones pre-capitalistas, el socavamiento involuntario del patriarcado, el engendramiento de una clase social mundial potencialmente revolucionaria a pesar del fetichismo y la enajenación, de las que son víctimas todas clases en el capitalismo, a pesar de la soberanía económica, política e ideológica de la burguesía, de que son víctimas las demás clases y especialmente el proletariado moderno.
Sin embargo, el capitalismo, incluso en su período progresista, cuando la burguesía ascendente chocaba con las antiguas clases dominantes, la monarquía y la religión existente, sigue siendo una sociedad de clases, basada en la explotación, el saqueo del mundo, el empobrecimiento y la precarización de los productores, la opresión de las naciones minoritarias y la esclavización de los pueblos conquistados, la subyugación de las mujeres y jóvenes...
Con el modo de producción capitalista ya aparecen crisis económicas de un nuevo tipo, que son caracterizadas no por la sub-producción (de valores de uso), sino por la sobreproducción (de valores de intercambio).  Los factores de crisis son el atesoramiento, la desproporción de los distintos productos, la insuficiencia de las salidas, la especulación, el sobreacumulación de capital, el aumento de la composición orgánica del capital... Algunas crisis económicas permanecen confinadas a un país o a varios países, pero las más graves toman una dimensión mundial. La causa inmediata que las desencadena es variable, pero la acumulación de capital y la tasa de ganancia desempeñan un papel central en su desencadenamiento como en su reabsorción.

El callejón sin salida del capitalismo en la fase imperialista
Desde hace más de un siglo, el papel progresista del modo de producción capitalista se acabó, como lo analizaron en ese momento Luxemburgo (1911), Bujarin (1915), Lenin (1916)...  Los modos de producción pre-capitalistas se dislocaron en todo el mundo. Si las formas arcaicas de propiedad, explotación y distribución distan mucho de haber desaparecido, perdieron su coherencia ya que todas las formaciones sociales están ahora sujetas a la dominación de las relaciones capitalistas de producción.
En adelante las empresas alcanzan tal tamaño que mantienen vínculos directos e intensos con su Estado burgués y pueden entenderse entre ellas para compartir los mercados. Se vuelven internacionales en el sentido de que explotan a los trabajadores de varios países y venden más allá de su país de origen, o incluso de su continente de origen (es el caso de la fracción hegemónica de la burguesía francesa simbolizada por el CAC 40 de la Bolsa de París). Las grandes empresas capitalistas toman una dimensión financiera incluso cuando son de origen industrial o comercial (sociedades por acciones, cotización en bolsa, constitución de grupos y gestión de un conjunto de empresas, colocación de la tesorería, especulación, vínculos duraderos con bancos y compañías de seguros, fundación de filiales bancarias y sociedades de crédito en los grupos industriales y comerciales, etc.). Cuando el capitalismo entra en la fase imperialista, toma características parasitarias y rentistas.
La decadencia del capitalismo procede de una contradicción creciente entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalistas.  Al sobrevivir gracias a las traiciones de las burocracias obreras, el capitalismo prosigue su tendencia a la internacionalización y a la socialización de la economía de manera desigual, incompleta, deforme y reversible: dominio de la mayoría de las actividades económicas por gigantescos grupos capitalistas transnacionales, responsabilidad de la formación y reproducción de la fuerza de trabajo por el Estado (o por organismos de seguridad social bajo su iniciativa y control), acuerdos regionales entre Estados (UE, TLC, MERCOSUR, ASEAN...), constitución de organizaciones interestatales de vocación mundial (el FMI, BM, OMC, BRI...).

El capitalismo decadente obstaculizó el desarrollo de las fuerzas productivas
El capitalismo de la época imperialista manifiesta su carácter reaccionario mediante la regresión política e ideológica de la burguesía: multiplicación de los estados nacionales mientras que antes fue capaz de unificar Alemania, Italia o los Estados Unidos; clericalismo y obscurantismo cuando antes llevó la lucha por la ciencia y contra la religión; restricción de las libertades democráticas mientras que antes luchó en nombre del gobierno del pueblo contra la monarquía absoluta.
El capitalismo en declive obstaculiza las fuerzas productivas con la subordinación al beneficio, el mantenimiento del Estado nacional (especialmente retrógrado en un continente fragmentado como Europa, donde las fronteras se multiplicaron al final del siglo XX), con las operaciones de mantenimiento del orden imperialista (con o sin el aval de la ONU, en buen número con la participación del ejército francés), con las rivalidades entre las potencias imperialistas (de las que ahora son parte Rusia y China) que han alimentado los "conflictos étnicos" o "religiosos" más crueles en África, en Europa (estallido de Yugoslavia) y en Oriente Próximo.  La supervivencia del capitalismo implica el derroche de las fuerzas productivas por el apartamiento permanente de una parte significativa de la población, la publicidad, la hipertrofia de los instrumentos de control, represión y encarcelamiento, el militarismo, las guerras, las crisis económicas, la contaminación, el recalentamiento climático, la desertización, el empobrecimiento de la biodiversidad...

La destrucción periódica de las fuerzas productivas es la condición de los períodos de acumulación del capital
Más aún que en la época del capitalismo ascendente, las crisis económicas y los conflictos entre las burguesías dominantes tienden a tomar un carácter mundial.  La crisis histórica del capitalismo no significa que ningún país pueda desarrollarse, ni que el crecimiento económico sea imposible.  Por la destrucción de capital bajo todas las formas (capital dinero, capital constante, capital variable, capital mercancía), las grandes crisis económicas mundiales (1873, 1929, 1973, 2008...) y las guerras imperialistas (1914, 1939...) vuelven a repartir el mundo entre las principales burguesías y crean las condiciones de las fases de crecimiento mundial.  Mientras no se le haya derribado, la humanidad pagará un precio cada vez más exorbitante por la supervivencia del capitalismo.
La crisis de 1929 solo se superó por las derrotas del proletariado (en China, la URSS, Alemania, en España...), la economía armamentística y la preparación de la guerra por Alemania bajo Hitler, Japón bajo Hirohito y Estados Unidos bajo Roosevelt; las destrucciones colosales debidas a la guerra (en Europa y Asia); y después de la guerra la economía armamentística y la "guerra fría" de Estados Unidos contra el Estado obrero y la revolución en Asia o América Latina.
El período de acumulación que acompañó la hegemonía norteamericana de post-guerra, y su rescate, con la ayuda de la burocracia del Kremlin, del capitalismo en Europa Occidental y en Japón, permitió el mejoramiento del nivel de vida de la clase obrera en los centros imperialistas, ya que se basó en el mecanismo de la plusvalía relativa (el aumento de la productividad del trabajo) y la explotación de los países dominados. Estas ganancias pudieron servir para legitimar el reformismo de los partidos y sindicatos corrompidos por la burguesía imperialista (en forma de "sueño americano" o más prosaicamente de "grano a moler").  Sin embargo, las concesiones a los proletariados de los países imperialistas para contener la revolución y garantizar la reproducción de las relaciones de explotación, la supervivencia de la URSS gracias el heroísmo de su proletariado, a la expropiación del capital en Europa Central, en China, Vietnam y Cuba, el renacimiento de los imperialismos alemán y japonés, la dislocación del sistema monetario internacional basado en el dólar, la reducción de la tasa de ganancia, produjeron la crisis económica mundial de 1973.  Ésta no se superó más que a través de los ataques victoriosos contra la clase obrera en los países imperialistas (por ejemplo, en Francia, es el Gobierno de Unión de Izquierda – que incluía al PS y el PCF – el que hace remontar la tasa de ganancia a partir de 1982),  y por la derrota gigantesca de los productores de los Estados obreros degenerados (con la restauración del capitalismo en Alemania del Este en 1989, en los países de Europa Central y en Rusia en 1991, en China en 1992... bajo la presión de la burguesía mundial conducida por el imperialismo norteamericano).
La crisis de 2008 solo se superó por nuevos retrocesos de los proletariados de Japón, Europa Occidental y los Estados Unidos, y el rescate nacional, país por país, de los grupos de finanzas y del automóvil por los mismos gobiernos burgueses (y los mismos Bancos Centrales) que alegaban el liberalismo para justificar las privatizaciones, el desmantelamiento de los servicios públicos, la reducción del salario indirecto o incluso del salario directo.  Si, a partir de 2010, el PIB mundial remontó y si la intervención pública impidió el hundimiento del sistema financiero y limitó la recesión mundial, la destrucción de capital fue insuficiente para garantizar una rectificación neta de la tasa de ganancia. Además la influencia de las finanzas y el parasitismo no fue controlada sino multiplicada por los préstamos gubernamentales a los bancos y las políticas monetarias "complacientes" de los Bancos Centrales, lo que desempeñará un papel en la próxima crisis mundial.  Desde ya, los déficit y las deudas públicas causan la depresión de la Unión Europea, el eslabón débil de las potencias capitalistas, debido a la contradicción entre, por una parte, sus acuerdos de unificación parcial (mercado único, euro, mecanismo europeo de estabilidad...)  y por otra parte la rivalidad persistente entre los viejos estados nacionales, especialmente entre Alemania, Francia y Gran Bretaña (competencia fiscal, diplomacias opuestas, intervenciones militares independientes o incluso opuestas...).

La sumisión de los proletarios al patriotismo los condena a la sobreexplotación y a la guerra
Las direcciones actuales de la clase obrera tienen todas en común querer supeditar los explotados a sus explotadores, de dividiéndose según la fracción de la burguesía que cortejen. En Francia, aunque todos los reformistas defienden la "ciudadanía" (es decir, la colaboración de clases), "la nación" (es decir, su burguesía) y "la República" (es decir, el Estado burgués), el PS apuesta al capital francés más mundializado y europeo, mientras que el PCF y el PdG defienden más bien el capital menos concentrado y más nacional.
Ahora bien, el proletariado no tiene que elegir entre las distintas burguesías nacionales, ni entre "keynesianismo" o "neoliberalismo".  Ningún cambio de forma del Estado burgués (como una "6ta. República" en Francia o el "bolivarianismo" en Venezuela), ninguna "política económica" en el marco del capitalismo, ni la austeridad presupuestaria ni la reactivación inflacionista, mejora la suerte de los asalariados.  La sumisión de los productores a sus explotadores, la aceptación de la competencia con las empresas rivales y con otros países, a través del “dumping fiscal”, de la "guerra de divisas", de las restricciones a la inmigración, de la carrera sin fin de la competitividad nacional, del proteccionismo retrógrado (sea a escala continental como lo preconiza el PS o sea a escala francesa como lo preconizan el PCF y el PdG), no pueden rejuvenecer el capitalismo e impedir la crisis económica.  Más que nunca, en tiempos de crisis, los social-traidores ayudan a los capitalistas y dividen a los trabajadores.  Por lo tanto, toda "política de inmigración", toda "política económica" exige sacrificios de parte de los trabajadores y divide sus filas.

La clase obrera es la única clase revolucionaria
No habrá crisis final que se llevará al capitalismo sin intervención consciente de la humanidad.  Sólo la revolución socialista puede poner fin al imperialismo.
La clase obrera es el producto del modo de producción capitalista.  Contrariamente a lo que afirman los partidos reformistas para justificar su oportunismo, no se redujo espectacularmente.  La clase obrera no se limita a los obreros de la industria manufacturera: está formada por todos trabajadores asalariados cuya fuerza de trabajo es comprada por el capital independientemente de su calificación, del tipo de trabajo (material o no) y de la especialización del capital que lo emplea (industria, comercio, finanzas).  La clase obrera crece a escala mundial numéricamente con la acumulación mundial del capital, aunque su extensión se acompaña, debido al aumento de la composición orgánica del capital, de un ejército de reserva mundial y, debido a la concentración y la centralización del capital, del desarrollo de una nueva pequeña burguesía (asalariada) que sirve al encuadramiento jerárquico de los proletarios en la empresa capitalista y en la función pública.
La clase obrera es el único sepulturero posible del modo de producción capitalista, como lo anunciaron a partir de 1838 el movimiento cartista en Gran Bretaña y la revolución de 1848, luego la Comuna de 1871 en Francia y lo confirmó la revolución rusa en octubre de 1917. En efecto, la burguesía ya había renunciado a la revolución democrática en 1848 en Alemania, se había revelado incapaz de emancipar a los negros del Sur de Estados Unidos en 1865, había fracasado en la revolución rusa de 1905.  Más aún, cuando el capitalismo entra en declive, la burguesía se vuelve reaccionaria.  En adelante, la única clase revolucionaria es la clase obrera y no los campesinos, los desclasados, los estudiantes o los cuadros.  Por una parte, el proletariado es la única clase social realmente mundial en el momento en que el Estado nacional se convierte en un freno al desarrollo de las fuerzas productivas.  Tiene, él solo, la capacidad de derribar el capitalismo y de construir el socialismo, por su número, su lugar central en la producción, su concentración en grupos capitalistas gigantescos, su oposición frontal al capital que lo explota.  Las otras clases o capas sociales no pueden desempeñar duraderamente un papel independiente, deben, en último análisis, adherirse a una de las dos clases que polarizan las formaciones sociales contemporáneas, a la burguesía o al proletariado.  Esta es la razón por la que el partido revolucionario no es el "partido de las luchas", un milhojas de anticapitalismo, ecologismo, feminismo...

Nuestra estrategia es la revolución permanente
La revolución permanente (sistematizada por Trotsky) es la estrategia que corresponde a la fase imperialista.  Ella parte de la lucha de clases mundial.  Abandona el “frente único antiimperialista”, ya que establece que la revolución, incluso en los países que no conocieron revolución democrática, debe ser dirigida por la clase obrera en alianza con el campesinado trabajador, los estudiantes de las ciudades...  No puede basarse en ningún caso en la burguesía nacional, ni en su fracción clerical más reaccionaria ni en su fracción supuestamente democrática.  De ello se desprende que no puede haber ninguna posibilidad de apoyo electoral a partidos como el ANC en Sudáfrica.
La realización de las tareas democráticas en los países atrasados requiere de una dirección proletaria que no podrá limitarse a las tareas democráticas, sino que revestirá un aspecto socialista por el cuestionamiento de la propiedad privada. Con mayor razón, no hay alianza con la burguesía en los países imperialistas, aunque algunas tareas democráticas no hayan sido realizadas por la burguesía o hayan sido canceladas por el fascismo o la dictadura militar.
La consigna de Asamblea Constituyente puede encontrar un amplio eco cuando las masas que se vieron privadas de todos los derechos democráticos, electorales o de organización, tiran abajo la dictadura y buscan con qué sustituirla.  Pero el movimiento hacia la Asamblea Constituyente, que sobre todo es iniciado por las fracciones burguesas, pequeñas burguesas y los aparatos contrarrevolucionarios que pretenden reconstruir el Estado burgués dislocado, no puede ser utilizado tácticamente por el partido revolucionario más que para defender abiertamente la línea de los consejos obreros, de la toma del poder y del gobierno obrero.  Si no, la Asamblea Constituyente se transforma inevitablemente, como en Italia y Francia en 1944, como en Túnez en 2011 y en Libia en 2012, en un instrumento para impedir la aparición de soviets y para reconstruir el Estado burgués.
Si es necesario resumir nuestro programa, es la dictadura del proletariado.

Toda reivindicación transitoria conduce a una conclusión: la conquista del poder
Los social-patriotas (en Francia el PS, el PdG, el PCF, las direcciones de FO, CGT, la UNSA, FSU...), que defienden el “interés nacional” y presentan al Estado como un árbitro sobre las clases, desarman al proletariado ante las reestructuraciones de los grupos capitalistas (que no tienen nada de específicamente bursátil), lo que les conduce inevitablemente a aceptar negociar la flexibilidad para unos y los despidos para otros.
La lucha por el comunismo requiere de avanzar reivindicaciones transitorias que conectan las luchas diarias a la revolución socialista.  Estas consignas colocan pues la cuestión del control obrero sobre la producción, de la expropiación de los grandes capitalistas sin indemnización ni rescate, del gobierno de los trabajadores. En nuestra perspectiva, la lucha por el empleo, por el alojamiento, por la salud, por la formación, contra la represión del Estado burgués y las bandas patronales y fascistas que le están vinculadas, pasa por la auto-organización de los trabajadores y de los jóvenes en los lugares de trabajo, de formación y de vida.  Los soviets o consejos recurrirán a los métodos de la revolución proletaria: huelga general, piquetes, control obrero y popular, desarme de la contrarrevolución, manifestaciones de masas insurrección... para instaurar el poder de los trabajadores bajo la dirección del partido obrero revolucionario.
Las consignas democráticas e incluso las consignas transitorias se convierten en una mistificación reformista si se presentan, como lo hacen abiertamente LO, el NPA y el POI en Francia, como posibles en el marco del capitalismo.
Como consecuencia de la estrategia de la revolución permanente, los comunistas se oponen a todo gobierno burgués, aunque sea solamente de partidos obreros burgueses, y a la colaboración de clases, en particular bajo la forma de frente popular que, cualquiera sea el nombre que tome, es siempre un bloque político de los partidos obreros con la burguesía, en el terreno de las relaciones de explotación y el Estado burgués. A la colaboración de clases, al gobierno burgués, oponemos la perspectiva de un Gobierno Obrero, como nombre popular de la dictadura del proletariado.
En Francia, la OCI y el PCI revisaron el programa en nombre de la “independencia de los sindicatos", transformada por Lambert en independencia frente a los partidos políticos, del "frente único" transformado por Lambert en estrategia, del "Gobierno Obrero" transformado por Lambert en gobierno de los partidos obreros burgueses.
El Gobierno Obrero no es en ningún caso un gobierno de social-traidores a la cabeza del Estado burgués. La táctica del frente único obrero y la dirigida a los partidos obreros burgueses: "rompan con la burguesía, tomen el poder" no son parlamentarias, no se derivan de una mayoría en una asamblea burguesa. El frente único va dirigido a las organizaciones de masas para luchar contra los capitalistas, contra su Estado, contra sus bandas armadas, aunque sea, al principio, de manera defensiva o por las reivindicaciones democráticas o económicas más elementales.  La lucha de clases llevada bajo la forma del frente único desemboca, en la práctica, en la lucha revolucionaria y el debilitamiento de las burocracias que no pueden asumirla hasta el final. La forma suprema del frente único obrero es pues el consejo, el sóviet.
Esta táctica está siempre subordinada a la revolución socialista, que requiere el derribo violento del orden existente bajo la dirección del partido obrero revolucionario.

Por la destrucción del Estado burgués, por la dictadura del proletariado
En la época del capitalismo en declive y la hipertrofia del aparato represivo del Estado burgués, la transición al socialismo no puede abrirse sino con la toma del poder por el proletariado, con el armamento del pueblo, con la insurrección, con la destrucción del Estado burgués.
Las elecciones no pueden demoler a la burguesía.  Los trabajadores no pueden confiar en el Estado burgués (la estrategia engañosa del PS, el PdG, el PCF), no pueden limitarse a asustar a la burguesía para mejorar su suerte permaneciendo explotados en el modo de producción capitalista (la estrategia ilusoria de LO y el NPA no es más que una variante del reformismo anterior). Deben arrancar el poder a la burguesía (la estrategia de la Internacional Comunista y de la 4ta. Internacional).  Mientras la burguesía conserva su Estado, conserva su libertad de acción, de complotar y reprimir, limita el alcance de las conquistas sociales y las desvía antes de suprimirlas una por una a la primera ocasión. Además si la burguesía se siente amenazada, recurre a golpes militar-policiales como en Francia en 1940 y en 1958, o incluso al fascismo.
Por lo tanto, el proletariado no podría apelar al Estado burgués contra los racistas y los fascistas.  En el marco del capitalismo en declive confiar en el aparato represivo del Estado burgués es una revisión del programa y una traición del proletariado que se enfrenta y se enfrentará más aún si intenta emanciparse.  Ahora bien, LO apoyó en 2001 a los movimientos de policías y gendarmes dirigidos por el RPR (hoy UMP) y el FN contra el Gobierno con participación del PCF y el PS. Luego LO llamó en 2005 y 2008 a reforzar la "policía de proximidad".
Los tribunales, las distintas policías, la gendarmería, el Ejército y los servicios secretos garantizan las relaciones capitalistas de explotación, son utilizados diariamente contra las huelgas, contra las manifestaciones de trabajadores y jóvenes (el GIGN y el GIPN, constituidos oficialmente contra el gran bandolerismo, ya se utilizaron contra empleados de correos y marineros en huelga), contra el pueblo oprimido en las fronteras actuales (el GIGN liquidó militantes kanakos por orden de Mitterrand en 1985), contra los países dominados, contra la vanguardia obrera organizada.
En realidad, la clase obrera y sus aliados tienen la fuerza para amordazar a los racistas y aplastar al fascismo en el huevo, en los lugares de trabajo y en la calle. Las masas necesitan piquetes de huelga, milicias obreras, guardias rojas para defenderse y lograr la insurrección que derribará al Estado burgués.
A la 5ta. República no oponemos una 6ta. República burguesa, sino la República obrera y socialista en el modelo de la Comuna de París de 1871 y del Congreso panruso de los Soviets de 1917.  La toma del poder instaura al Estado barato, donde cada cargo electo o electa no cobra más que un obrero cualificado.  El poder de los consejos es el de la inmensa mayoría, donde todo(a) elegido(a) será revocable en cualquier momento.  El Estado obrero es así un Estado que comienza a desaparecer.  Si los Consejos dirigen la economía y si la revolución proletaria se extiende al resto del mundo, la dictadura del proletariado se disuelve en el modo de producción socialista-comunista.

La escisión del movimiento obrero por los "reformistas"
Para que pueda realizar sus tareas históricas, siendo una clase subalterna y explotada, el proletariado debe disponer de su partido.  El vínculo entre teoría comunista y clase obrera, que había sido establecido por los esfuerzos pacientes de la Liga de los Comunistas (1847-1852), de la fracción marxista de la AIT (1864-1872), de los partidos "colectivistas" y "socialdemócratas" de la Internacional Obrera (1889-1914), de la "Izquierda de Zimmerwald" (1915-1919) y de la IC (1919-1923), ha sido desatado por las burocracias sindicales, laboristas, socialdemócratas (en el sentido post-1914) y estalinistas. Más que nunca en la época de la decadencia del capitalismo, el verdadero partido obrero no puede ser sino comunista.
El mérito histórico de la 2da. Internacional (IO) es haber proporcionado un marco, bajo hegemonía marxista, a las organizaciones de masas del proletariado, forjadas contra la burguesía en Europa, Norteamérica y Oceanía.  Pero el período de progresos continuos del movimiento obrero tuvo también su revés, la burocratización del movimiento obrero, cuya primera afirmación se produjo dentro del partido faro de la Internacional, el SPD alemán, bajo la forma del "revisionismo" (1897), vinculado al Partido Laborista británico cuyo programa es abiertamente burgués: el socialismo a lo Webb y a lo Bernstein es pacifista, electoralista y estatista.
Los "partidos obreros burgueses" en el sentido de Lenin (1916) se constituyeron en todos los países imperialistas, a partir de confederaciones sindicales, de los partidos laboristas, y los partidos socialdemócratas (oficialmente marxistas) de la 2da. Internacional.  Reflejan las aspiraciones de una aristocracia obrera y sobre todo el cambio de los aparatos de las organizaciones obreras de masas en burocracias que son agencias políticas de la burguesía en la clase obrera. Esta subordinación a la burguesía, que se manifiesta con claridad en el apoyo a la guerra imperialista en 1914 o con la entrada en los gobiernos “de unión sagrada" de burócratas sindicales y de jefes social-imperialistas (en Francia los de la CGT "sindicalista-revolucionaria" como los de la SFIO, que eran anti-marxistas de siempre o renegados del marxismo), conduce a la escisión irreversible del movimiento obrero, entre los internacionalistas y los social-patriotas, entre los revolucionarios y los traidores.  El "centrismo" es la corriente política que pretende superar esta división entre los internacionalistas y los social-patriotas, entre revolucionarios y traidores.  En realidad, recogiendo el vocabulario de la revolución, el centrismo somete en la práctica el proletariado al "reformismo", por lo tanto a la clase dominante.
La masacre generalizada y la revolución rusa confieren en todo el mundo un eco al comunismo, que personifican el Partido Bolchevique y la Internacional Comunista fundada en 1919. A pesar de todo la dominación económica, ideológica, política, de la burguesía sobre el proletariado, no desaparece, como lo demuestra la supervivencia de las direcciones sindicales y de los partidos políticos social-patriotas a la salida de la Primera Guerra Mundial.  Bajo el impulso de Lenin y Trotsky, este último tiene en cuenta los fracasos de la revolución proletaria en Europa causados por la ausencia de un partido comunista o por su inexperiencia, de la estabilización temporal del capitalismo, de la reconstrucción de una "2da. Internacional", exigiendo de los partidos comunistas el trabajo en los sindicatos de masas, la participación en las elecciones, de las tácticas de frente único hacia las direcciones reformistas para demarcarlas en la acción y no solamente por la propaganda.

La degeneración de la URSS y el estalinismo
Pero el aislamiento del poder de los soviets, las destrucciones operadas por la guerra inter-imperialista, las intervenciones extranjeras, la guerra civil, el bajo nivel económico y cultural del país, permiten la constitución de una burocracia del Estado que escapa al control del partido revolucionario y del proletariado industrial. La derrota de la Oposición de Izquierda del PCUS (1924) y luego la de la Oposición Unificada (1927), no son una pelea de herederos a la muerte de Lenin, sino una contrarrevolución política que, preservando al mismo tiempo temporalmente algunos acervos de Octubre (la propiedad colectiva de los principales medios de producción, monopolio del comercio exterior...), da el poder a la capa privilegiada de los funcionarios del Estado obrero.  Ésta controla en adelante el partido que se convierte en su cobertura, inventa la ideología anti-marxista del "socialismo en un solo país", colectiviza brutalmente la agricultura (1929) e instaura en el Estado obrero degenerado un régimen todavía más despótico (1934) ejercido en nombre del proletariado, cuya cualquier actividad autónoma representa para él una amenaza intolerable. Los dirigentes bolcheviques mismos son calumniados, encarcelados, torturados y asesinados.
Con la contrarrevolución política en la URSS, la burocratización del movimiento obrero internacional alcanza una dimensión inédita. A las burocracias laboristas y socialdemócratas se añaden en adelante las burocracias estalinistas, encapsuladas por la de URSS a la cabeza de un Estado. Todas son órganos de la burguesía mundial en las organizaciones resultantes del combate de la clase obrera (sindicatos, partidos obrero, Estado obrero).  La burocracia rusa combate la revolución proletaria en todo el mundo ya que ésta conduciría a la revolución política en la URSS y a su liquidación violenta por los trabajadores de la URSS. Después de haber dividido al proletariado alemán ante la amenaza fascista, con la línea ultraizquierdista del "social-fascismo" que consigue la derrota sin combate del proletariado más potente de Europa (1933), el estalinismo destruye la Internacional Comunista como organización revolucionaria. Sus secciones se subordinan a la burguesía, en primer lugar en los países dominados en nombre del "frente único antiimperialista", luego en los países imperialistas mismos en nombre del "Frente Popular". En cada situación revolucionaria, el partido estalinista desempeña un papel decidido y decisivo contra la revolución proletaria: Francia 1936, España 1936-1938, Italia 1943-1945, Grecia 1944-1945... En 1944-1945, después de haber subordinado la clase obrera a su propia burguesía y al General reaccionario de Gaulle, el PCF desarma a los trabajadores, reconstruye el Estado burgués, denuncia las huelgas y participa en la reconstitución del imperio colonial.  Thorez es Ministro de Estado de 1945 a 1946.  En 1968 el PCF salva a la 5ta. República contra el movimiento de la juventud y la huelga general.  Participa de nuevo en el gobierno burgués de 1981 a 1984, luego de 1997 a 2002.
Por otra parte, la degeneración de la URSS y de la Internacional Comunista, los zigzags políticos de los partidos estalinistas, sus métodos repugnantes, el comportamiento del “Ejército Rojo" en Alemania, la suerte de los proletarios rusos, húngaros, alemanes, polacos, chinos, en los regímenes estalinistas, han reforzado considerablemente la ideología dominante y asegurado la supervivencia de sus antecesores y competidores: el Partido Laborista y la dirección del TUC en Gran Bretaña, el SPD y la burocracia de la DGB en Alemania, el PS-SFIO y las burocracias sindicales FO y FEN en Francia, o incluso el renacimiento del PSOE y el PSP en España y Portugal en los años setenta.

La bandera del comunismo revolucionario y del internacionalismo es recogida por la 4ta. Internacional
La 4ta. Internacional fue proclamada en 1938 por los bolcheviques leninistas para solucionar el problema de la traición de la 3ra. Internacional, añadida a la de la 2da. Internacional, mientras que las condiciones objetivas de la revolución socialista estaban cumplidas desde hacía tiempo. La Oposición de Izquierda Internacional de la IC, después de haber intentado rectificar a la 3ra. Internacional de 1930 a 1933, aprendió las lecciones de la victoria del nazismo y del cambio de orientación hacia los Frentes Populares, que destruyó la delimitación de los comunistas internacionalistas de los social-patriotas postrados ante su burguesía.
Si el marxismo no fue prostituido completamente en Francia por la social-democracia a lo Guesde y a lo Mollet, ni por el estalinismo a lo Thorez y Marchais, si el comunismo sobrevivió como combate práctico y como programa a escala mundial, es gracias sobre todo a los militantes de la 4ta. Internacional que lo personificaron en todos los continentes, a pesar de las persecuciones no solamente de la burguesía mundial, sino de las burocracias contrarrevolucionarias a la cabeza de los Estados obreros y organizaciones de masas de la clase obrera.
El programa de la 4ta. Internacional (1933-1940) recoge el programa de la Internacional Comunista (imperialismo como período de guerras y revoluciones, internacionalismo, destrucción del Estado burgués, necesidad de los soviets y del partido revolucionario, intervención en las organizaciones de masas, trabajo con los conscriptos, participación en las elecciones, lucha contra la opresión nacional y el dominio imperialista, frente único obrero...).  Para tener en cuenta la lucha de clases mundial de los años 1920 y 1930, descarta el "frente único antiimperialista" y enriquece el programa (revolución permanente a escala mundial, convergencia del estalinismo con la socialdemocracia, la URSS como Estado obrero degenerado, revolución política contra la burocracia oficial, lucha contra el fascismo...).
El mejor homenaje que debe hacerse a Ignace Reiss e Ivan Smirnov, asesinados en 1936 por los estalinistas; a Evgueni Preobrajenski, Gueorgui Piatakov e Ivar Smilga, asesinados en 1937 por los estalinistas;  a Lev Sedov, Erwin Wolff y Rudolf Klement, asesinados en 1938 por los estalinistas;  a Lev Trotsky, asesinado en 1940 (por un agente de Stalin posteriormente albergado por Castro); a Christian Rakovsky, asesinado en 1941 por los estalinistas; a Jean Meichler, Pierre Guéguen y Marc Bourhis, asesinados en 1941 por los nazis; a Léon Lesoil, Henrik Sneevliet, asesinados en 1942 por los fascistas; a Marcel Hic, Pantelis Pouliopoulos, Joseph Jacobovic, Franz Kascha asesinados en 1943 por los fascistas; a Pietro Tresso, Jean Reboul, Abram Sadek, Maurice Sieglman, Albert Demazières, asesinados en 1943 por los estalinistas; a Abraham Leon, asesinado en 1944 por los nazis; a Tha-Thu-Thau, asesinado en 1946 por los estalinistas;  a Joseph Kalandra, asesinado en 1950 por los estalinistas, y a todos los revolucionarios víctimas de la burguesía y la burocracia cómplice, es recoger su combate, defender firmemente el programa de la Internacional Comunista en vida de Lenin y de la 4ta. Internacional en vida de Trotsky.

La 4ta. Internacional es liquidada bajo la presión del estalinismo
Pero la 4ta. Internacional nunca se convirtió en una organización de masas, como la 2da. o la 3ra.  El asesinato, por la reacción, de Trotsky y de muchos cuadros y militantes aguerridos de la 4ta. Internacional, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, constituye un obstáculo fundamental a la comprensión de la situación de posguerra para la experimentada dirección de la sección norteamericana y la joven dirección europea de la 4ta. Internacional reconstituida. Ellas niegan tanto la estabilización política como el reinicio de la acumulación de capital a finales de los años ’40, que parecían contradecir el pronóstico marxista del callejón sin salida del capitalismo. La potencia internacional del estalinismo, aureolado a la vez por la victoria de la revolución rusa, por el combate victorioso contra el nazismo y la resistencia armada contra los fascistas, fue otro obstáculo considerable.
Por lo tanto, la burguesía y sus proyecciones en el movimiento obrero constituidas por las direcciones traidoras de los partidos obreros burgueses y de los sindicatos, ejercen una presión enorme sobre la 4ta. Internacional, que condujo a algunos de sus cuadros a abandonar el programa comunista y a buscar atajos y sustitutos a la construcción de la organización revolucionaria. Así pues, la dirección Pablo-Mandel-Frank-Maitan de la 4ta. Internacional, confrontada a la estabilización del capitalismo en Europa Occidental y Japón bajo hegemonía norteamericana y a las expropiaciones del capital en los países de Europa Central, Yugoslavia y China bajo dirección estalinista, rechaza en 1951 su programa de revolución política en los Estados obreros burocratizados y de revolución permanente en los países dominados, para regresar a la “reforma” utópica de la burocracia en los Estados obreros degenerados, a las "reformas de estructura" en los países imperialistas y al "frente único antiimperialista" con la burguesía nacional en los países capitalistas dominados.
Como toda organización revolucionaria, la 4ta. Internacional no se deja liquidar fácilmente.  El SI pablista debe expulsar en 1952 a la sección francesa (PCI) que resiste el curso pro-estalinista bajo el impulso de Bleibtreu.  El programa bolchevique leninista es confirmado enteramente por la revolución boliviana de 1952 y por la revolución alemana de 1953.  Pero Pablo persiste y toma las secciones norteamericana y británica, lo que implica la escisión de una fracción "ortodoxa", el Comité Internacional de la 4ta. Internacional en 1953.

La fracción "ortodoxa" del trotskismo fracasa en reconstruir la 4ta. Internacional
El CICI, reafirmando al mismo tiempo la validez del programa de Lenin y Trotsky, no extrae el balance del "frente único antiimperialista" y de la revolución boliviana, abandona rápidamente el combate contra el revisionismo pablista y el centro liquidador, adopta el federalismo y cubre los cursos oportunistas de sus miembros en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Bolivia, Argentina, Francia...
Por lo que se refiere a Francia, Lambert, que excluyó a Bleibtreu a pesar de la protesta del CI, conduce lo que quedaba de la sección francesa a una capitulación hacia el nacionalismo argelino del MNA que no tiene nada que envidiar al pablismo; transforma La Verdad, fundado como semanario de la LC (BL) en 1929 en una "revista trotskista" sin referencia de organización y publica en su lugar el diario Informaciones Obreras como "tribuna libre de la lucha de clases".  Lambert se adapta a las burocracias "socialistas" de la SFIO, el FEN y FO de manera simétrica a la adaptación de los pablistas franceses a las burocracias "comunistas" del PCF y la CGT.
En 1963, el CI sufre la escisión del SWP dirigido por Hansen y del SLATO dirigido por Moreno, que se fusionan con el SI de Mandel (con el aval de Cannon) para constituir el "Secretariado Unificado".  El SUCI sostiene sin reservas a Castro, la constitución de una burocracia oficial en Cuba vinculada a la de Moscú.  Va a liquidar las secciones de América Latina en el castrismo y la guerrilla rural.  La SLL británico toma la cabeza de la oposición al castrismo en el CICI pero pretende estérilmente que no hay revolución en Cuba, seguido en Francia por el grupo de Lambert (y VO de Hardy). En 1968, la OCI se revela incapaz de intervenir en su nombre con el programa de la revolución proletaria, dejando el lugar a los usurpadores de la JCR y VO.  El CICI no publica ninguna declaración sobre este acontecimiento crucial, ni tampoco más tarde.
En 1971, la SLL británica escisiona el CICI al rechazar el frente único obrero y practicar el frente único antiimperialista por su cuenta, recibiendo para eso los subsidios de Kadhafi, Hussein, Arafat...
En 1981, el PCI, en vez de presentar a un candidato comunista a la elección presidencial, apoya la candidatura de Mitterrand en la primera vuelta, afirmando que su elección constituirá una derrota para la burguesía. Después de haber declarado que un Gobierno de Frente Popular podía elegir otra vía que la colaboración de clases, el PCI abraza abiertamente el reformismo (bajo el nombre de "línea de la democracia") y su corolario en términos de partido, la unidad orgánica con los reformistas (la "transición en el partido").  Lambert, Cambadélis y Gluckstein excluyen a Just que, después de haberse opuesto al voto por Mitterrand en 1981 (sin convocar a los militantes), dio a conocer en 1984 su hostilidad al cambio de orientación abiertamente reformista.  Excluido, Stéphane Just funda en 1984, con un punado de militantes, el Comité (del que son resultantes el CCI (T) y GB, así como el GCPOR y un pseudo "Comité" cuyos dirigentes se incorporaron al PdG social-patriota como algunos antiguos lambertistas).  Lambert, Cambadelis y Gluckstein fundan en 1985 un MPPT que denuncia "las soluciones extremas".  El PCI pierde en 1986 el control de la UNEF en favor del PS.  El PCI implica a la parte fundamental de su reagrupamiento internacional (CI-CIR) en el revisionismo y la liquidación.  Por ejemplo, la organización canadiense se disuelve en el NPD, la organización brasileña se aproxima a Lula en el momento en que un ala del PT se rebela y la organización argelina se degrada con los islamistas del FIS.
Por otro lado, si el SU en 1963, bajo la tutela de Mandel, presenta un carácter ecléctico y federativo, numerosas las organizaciones nacionales heredan el ejemplo pervertido de los partidos estalinistas (y del mito de un Partido Bolchevique monolítico). Sus pequeños aparatos escapan así al control de la base y el propio jefe supremo escapa al control del aparato.  Eso les permite mantener relaciones a espaldas de los militantes y de la clase obrera, con los burócratas, la francmasonería, los jefes nacionalistas, o incluso con los dictadores antiobreros de los países dominados. La construcción de la Internacional, en vez de ser el primer motor de la orientación comunista, solo sirve en general de apoyo mercenario al grupo nacional más grande.  La calumnia y la violencia son utilizadas sistemáticamente por Healy y por Lambert contra sus opositores.

Los partidos social-patriotas no desaparecieron
Los partidos "reformistas" no son partidos que hacen reformas, como lo pretendía Lambert (y como lo repite la CLAIRE del NPA).  Son partidos que, a pesar de su origen obrero, efectúan una política capitalista, tienen un programa burgués. No tienen ningún programa ni teoría propios. Como necesitan una ideología para revestir su unión con la clase dominante, toman prestados, según las circunstancias, el keynesianismo del siglo XX, el “socialismo” estatal y el liberalismo político del siglo XIX, el republicanismo del siglo XVIII, el cristianismo...
Los partidos políticos "reformistas" de todos los orígenes están completados por las burocracias social-patriotas de los sindicatos que les están a menudo vinculadas. En algunos casos, como en Gran Bretaña, son los sindicatos incluso los que originan el partido político obrero).  A veces, los aparatos sindicales están vinculados a partidos políticos burgueses, como los aparatos del AFL-CIO norteamericano, la CGT argentina, la GSEE griega...  (Es el caso parcialmente de la burocracia de FO en Francia).
En todos los casos son agencias de la burguesía entre los trabajadores y los jóvenes. Antiguamente se atribuían falsamente las concesiones obtenidas por la lucha de la clase obrera. En la actualidad colaboran, en nombre del interés nacional y la amenaza extranjera, en la flexibilidad y en los despidos, en las reducciones de los salarios y pensiones.  Como contrapartida reclaman subsidios y puestos muy bien remunerados en la cogestión, lo que algunas fracciones de la burguesía prevén ahorrar recurriendo directamente al bonapartismo o incluso al fascismo.
Desde 1914, nada separa al laborismo burgués (que domina en Gran Bretaña o en Australia) de la socialdemocracia supuestamente marxista (que domina en Alemania o Austria).  Desde 1933, la diferencia esencial entre el reformismo laborista o socialdemócrata y el "comunismo" estalinista, residía en el hecho de que su similar sumisión a la burguesía se efectuaba de manera directa en el primer caso, mientras que pasaba por el vínculo de la burocracia de la URSS en el segundo caso.  Este último matiz se suprimió en gran parte con el restablecimiento del capitalismo en Rusia y China por las burocracias oficiales estalinistas, aunque algunos vestigios organizativos de la galaxia estalinista, completamente aislados y separados de las masas y de sus luchas, siguen siendo leales a los imperialismos emergentes de Rusia y China.
Con todo, la mayoría de las organizaciones y grupos que se reclaman del trotskismo en Francia hacen pasar al PCF por diferente del PS y acusan al primero de complicidad con el segundo. Los comunistas acusan a los unos como a los otros de complicidad con la burguesía, en vez de que le unirse contra la burguesía.
A partir de 1989, el aparato internacional del estalinismo se dislocó. Algunos componentes desaparecieron, otros se incorporaron al ecologismo político o al fascismo, otros finalmente tentaron sacar partido de su experiencia contrarrevolucionaria ante la clase dominante con el apoyo de fracciones de la socialdemocracia (Oskar Lafontaine, Jean-Luc Mélenchon) y de centristas resultantes de la destrucción de la 4ta. Internacional: es el caso de Synaspsismos-Syriza en Grecia, de Die Linke en Alemania, del PCF en Francia, del PRC en Italia, del PCE-IU en España...
Mientras que PS y PCF se desacreditan en parte ante las masas, un antiguo Ministro de la 5ta. República, a la cabeza de una fracción del PS, constituyó en 2009 el "Partido de Izquierda", con el refuerzo de antiguos trotskistas jubilados del ex PCI (y del Comité).  Para el PdG, el capitalismo no se cuestiona.  Un simple cambio de política francesa bastaría para solucionar la crisis mundial del capitalismo: en este caso, como para el PCF, menos liberalismo y libre comercio, más nacionalización con indemnizaciones y proteccionismo reaccionario. El PdG dedica, como el PS, la mayor admiración al social-imperialista Mitterrand y, como el PCF, al general de Gaulle. En los hechos, como los otros partidos social-patriotas, el PdG defiende completamente el imperialismo francés y ni siquiera oculta que quiere reforzar la Policía y al Ejército burgueses.  El Frente de Izquierda, el pequeño frente popular constituido por el PCF y el PdG con fracciones del NPA, el PCOF maoísta, "soberanistas" y "ecologistas", se presenta a la burguesía francesa como "el recurso" (Mélenchon, 1 de marzo de 2013) en caso de una situación revolucionaria.
El aparato estalinista internacional, ya sacudido por las disensiones entre burocracias oficiales (Yugoslavia, China, Albania...)  estalló con la desaparición de la burocracia de la URSS y China. Sin embargo, la herencia chauvinista y reaccionaria del estalinismo pesa siempre sobre el movimiento obrero.
A escala mundial, los partidos que sobreviven desempeñan un papel crucial en la división de las filas obreras y la colaboración de clases.  Así pues, en Grecia, aprobando al mismo tiempo todas las "jornadas de acción" contra la huelga general y el Gobierno Obrero y Campesino, se dividen entre las concesiones a la UE y el exacerbado chauvinismo griego, haciéndole todo el juego a los fascistas. Así pues, en el Magreb y al Machrek, si todos defienden al Ejército y suscriben la Asamblea Constituyente contra la revolución socialista, ellos oscilan entre la nostalgia del nacionalismo panarabista, la adhesión al nacionalismo islamista y la conversión en partido "demócrata" pro-imperialista. En Nepal todos participaron en el gobierno de unión nacional cuando la monarquía se hundió bajo la presión revolucionaria de las masas campesinas y citadinas.  Si uno de ellos se alejó es solamente porque el ejército burgués no integró  a las tropas de la guerrilla que conducía.
En Francia, la herencia envenenada del estalinismo se encuentra no solamente en los grupos que se reclaman de Stalin y Thorez (PRCF, URCF, etc.) sino en el PCF y el PdG, en la burocracia de FSU y CGT, y también, bajo distintas formas, en la línea o el funcionamiento de LO, el NPA, el POI y múltiples sectas.

Desenmascarar al centrismo y a los epígonos de la 4ta. Internacional
No existe más centro internacional trotskista desde hace mucho tiempo, no hay ninguna sección que haya sobrevivido: por lo tanto, la 4ta. Internacional murió definitivamente y no podría ser más reconstruida que las internacionales previas. El proletariado se vio privado completamente de dirección revolucionaria y la vía quedó libre para la restauración del capitalismo en la RDA en 1989, en la URSS en 1991, en China en 1992..., que van a empeorar el desasosiego político de la clase obrera mundial y a liberar a la mayoría de los partidos obreros burgueses que subsisten, como el PCF y el PS en Francia, de toda referencia al socialismo.
En la actualidad, en todo el mundo, los revisionistas refuerzan a las burocracias.  En Francia, es por millares que el "trotskistas" se encuadran en la CGT, FO, Solidarios, FSU, UNSA, UNEF, así como en el PS y el PdG.
La LCR se liquidó en 2009 en el NPA, abandonando toda referencia incluso formal al trotskismo, pretendiendo reconciliar a anarquistas, pacifistas, ecologistas, feministas, apareciendo como el partido "de las luchas" globales.  En realidad, el NPA se integra a las burocracias de Solidarios, del FSU y la CGT. Por consiguiente, sostiene sus "jornadas de acción" contra la huelga general y como ellas confía en la ONU.  La dirección de  la LCR, fuerte en éxitos mediáticos y electorales, creyó llegado el momento de reemplazar al PCF. No comprendió que el lanzamiento del PdG y la constitución del "Frente de Izquierda" iban a conceder una prórroga al PCF moribundo.  El NPA ha conocido escisión tras escisión de fracciones de la ex LCR que se incorporaron al Frente de Izquierda.
LO se integra cada vez más a la burocracia de la CGT.  La dirección de LO sigue encerrando a los trabajadores en la lucha "empresa por empresa", apoya todas las maniobras de las burocracias sindicales, combate la huelga general, devuelve a las calendas cualquier perspectiva política centralizada. LO volvió a entrar en los frentes populares municipales del PCF con las ruinas burguesas PRG y MRC, a partir de la primera vuelta de las elecciones locales de 2008.
El POI (ex PT), resultante de la liquidación del PCI en 1991, es un minúsculo partido que pretende grotescamente realizar la unidad de anarquistas, estalinistas, socialdemócratas y trotskistas en su seno. En realidad está integrado a la burocracia sindical de FO. Por eso el POI apoya todas las iniciativas de FO y adoptó el más pequeño denominador común de todos los burócratas, el cretinismo parlamentario y el chauvinismo.  Lo distingue que es aún más hostil a la UE que el PCF y el PdG. Para el POI el enemigo principal no está en nuestro país, está en Bruselas y Washington. Para el POI todos los problemas proceden, no del capitalismo mundial y las exigencias locales de la burguesía francesa, sino de la UE o el FMI.
El POI, el NPA y LO viven cada vez más, como el PCF, el PdG, el PS y todas las organizaciones sindicales, de las prebendas del Estado burgués.
La característica común al PdG, a LO y al NPA es ser obstáculos a la construcción del partido obrero revolucionario y de la Internacional obrera revolucionaria.  Desvían la búsqueda, por una fracción avanzada de la clase obrera y juventud, de una alternativa al PS, de una solución radical al callejón sin salida, cubriendo por su izquierda a los aparatos contrarrevolucionarios. Aportan, cada uno a su manera, un refuerzo tanto más precioso a las direcciones tradicionales (sindicales y políticas) que, sin su ayuda, lo pasarían mucho peor para contener y controlar los movimientos de la clase obrera y juventud.
Pretender restablecer la unidad con el reformismo, o una parte del reformismo, sin haber liquidado a las burocracias obreras, equivale a capitular ante los social-patriotas, a renunciar a defender el programa comunista, a oponerse a la construcción de la Internacional obrera revolucionaria.  Es lo que hizo el "centrismo" de 1914-1923, personificado por Kautsky, y luego innumerables corrientes que terminaran también por suscribir el reformismo, como la GR de Pivert en Francia en los años ‘30.  Es lo que hizo, a su escala, la dirección Lambert de la OCI-PCI, en vínculo con la burocracia socialdemócrata europea y las burocracias sindicales de la FEN y FO, contribuyendo en los años ‘70 a construir el PT en Brasil, reconstruir el PS en Francia, el PSP en Portugal, el PSOE en España, intentando reconstruir el PSP en Polonia, luego liquidando en los años ‘80 el PCI en favor del MPPT-PT-POI.  Es lo que hacen también todos los centristas que afirman que es necesario construir partidos cajón de sastre como el NPA o el POI, no delimitados del reformismo, del social-patriotismo y del social-imperialismo.  Es lo que hacen las sectas maoístas y neo-estalinistas nostálgicas del tiempo en que Stalin y su suplente Thorez podían hacer tragar el Frente Popular y el apoyo a Gaulle a los trabajadores, pero también los oportunistas de La Respuesta y LO que quieren salvar al PCF y hacer revivir al antiguo partido estalinista una edad de oro nunca precisada y en cualquier caso pasada.

Preparar la revolución socialista
Construimos el partido obrero revolucionario a escala mundial.  Interviniendo en un país imperialista, tenemos por tarea particular defender con vigor la parte extranjera de nuestra clase y la responsabilidad de oponernos a toda intervención militar contra un país dominado, cualquiera que sea su dirección.  Condenamos firmemente la neutralidad del "Comité" dirigido por Lombard y Mélusine (hoy en el PdG) en el ataque a Serbia por la OTAN en 1999.  Nuestra línea es: con los países dominados contra el imperialismo, cualquiera que sea su régimen;  con las masas de los países dominados contra sus regímenes burgueses.
Con el desarrollo de la crisis actual del capitalismo, importantes movilizaciones se producen y se producirán.
El movimiento de masas ha demostrado en la historia su capacidad para organizarse (Comuna de París de 1871, Soviets rusos de 1905 y 1917, Consejos alemanes de 1918, Consejos obreros húngaros de 1956, Shoras iraníes de 1979, Comuna de Oaxaca de 2006). Pero para que su potencial se realice plenamente, la acción de un partido revolucionario es indispensable.
No somos el partido que reconcilia reformismo y revolución, nosotros construimos el partido comunista revolucionario.  No somos el partido de las luchas, conduciremos a la lucha de clase del proletariado hasta su meta.
Contra la dispersión y la confusión, proseguiremos el reagrupamiento sobre la base del programa comunista que iniciamos a escala internacional y nacional, dirigiéndonos a los militantes, fracciones y organizaciones que buscan la vía de la revolución proletaria mundial.

¡Vivan los consejos de trabajadores!

¡Viva la dictadura del proletariado!

¡Vivan los Estados Unidos Socialistas de Europa!

¡Viva la revolución socialista mundial!

¡Viva el comunismo!



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