octubre 14, 2011

Frente único por la estatización sin pago del gran capital

FRENTE UNICO DE LOS TRABAJADORES
POR LA ESTATIZACION SIN PAGO DEL GRAN CAPITAL
PARA CREAR TRABAJO DIGNO Y ACABAR CON LA POBREZA


Hace poco más de dos meses entró en funciones el actual gobierno de coalición entre la alianza electoral Gana Perú (Partido Nacionalista + partidos tradicionales de izquierda) y Perú Posible. Producto de este acuerdo la alianza vencedora ha obtenido un amplio respaldo en el Congreso y algunos importantes cuadros toledistas forman parte de este gobierno: Gral. Daniel Mora - Ministro de Defensa, Kurt Burneo – Ministro de la Producción (ex Jefe del Equipo Económico de PP, Viceministro de Hacienda de Toledo, Presidente del Directorio del Banco de la Nación y del Banco Central de Reserva), Rudecindo Vega - Ministro de Trabajo (ex Ministro de Vivienda de PP). Junto a ellos, otros notables personajes de la política burguesa como: Salomón Lerner Ghitis (Viceministro de Comercio Exterior durante la dictadura de Morales Bermúdez, asesor presidencial de Alejandro Toledo) encabeza el Consejo de Ministros y Miguel Castilla Rubio es Ministro de Economía (ex - funcionario del Banco Mundial y de la Corporación Andina de Fomento durante el gobierno aprista, asesor del Ministerio de Economía en 2006 y Viceministro de Hacienda en 2010). Rudecindo Vega no dudó un momento en declarar a la prensa que en su Ministerio “no habrá políticas pro trabajador” (15 de agosto - Diario oficial El Peruano). La participación en este Ministerio de Pablo Checa Ledesma (ex Secretario General adjunto de la CGTP) resulta muy significativa acerca del rol obsecuente que cumple la más alta burocracia sindical.
La cristalización de la convergencia PNP – PP, que abarca los ámbitos regional, parlamentario y Ejecutivo, no sorprendió finalmente a nadie. Dos semanas antes de la primera vuelta electoral del 10 abril, la candidatura del nacionalismo burgués había difundido el documento “Compromiso de Ollanta Humala con el pueblo peruano”, luego desarrollado en la llamada “Hoja de Ruta” (mayo). En esta última Gana Perú convocaba a un “Gobierno de Concertación Nacional”.

Como explicamos oportunamente (en Revolución Socialista Nº 7, mayo 2011), el “Compromiso” del mes de marzo representó el desnudamiento del humalismo como opción neoliberal y su juramento de importantes beneficios al ala derecha de la burguesía peruana, particularmente en forma de novedosa alianza con el partido de Toledo, ex-gobierno antipopular y pro-imperialista de ingrata recordación. Ese texto prometía respaldar la rapiña del gran capital nacional y transnacional, respetar los Tratados de Libre Comercio y los contratos perjudiciales para el país, gobernar de la mano con los capitalistas y las altas cúpulas sindicales, al mismo tiempo que declaraba sus intenciones de mejorar la salud, la educación, los salarios y algunos servicios por medio de un nuevo impuesto a las empresas mineras. Meses después comprobamos de sobra tanto las realidades como la demagogia del discurso: el gobierno ha garantizado el mantenimiento del despojo transnacional, ha asegurado a los empresarios de la CONFIEP la conservación de todos sus privilegios, ha aplicado un pequeño impuesto minero que no podrá solucionar las gravísimas carencias populares, pero eso sí, ha deslizado algunas migajas legales a cambio de que hoy las burocracias de la CGTP y la CUT sofoquen las demandas de sus bases y se sumerjan en una completa servidumbre hacia los políticos humalistas. Entretanto, si continuamos revisando las falsas promesas iniciales, constatamos que ni ha bajado el precio del gas ni habrá 250 pobres soles de jubilación para todos.


Asistencialismo y postración oportunista
En países como el Perú, donde existe una enorme masa sumida en la absoluta miseria, los programas gubernamentales asistencialistas han demostrado ser bastante efectivos para mantener cierto nivel de popularidad entre la población, pero nulos para elevar de verdad el nivel general de vida y solucionar la gravísima carencia de trabajo productivo. La experiencia del régimen fujimorista así lo demuestra y por lo visto la administración humalista pretende replicarla. Si Fujimori creó el Ministerio de la Presidencia como organismo que centralizó la distribución de las migajas hacia los más pobres (además de ser un foco de megacorrupción), Ollanta Humala en su primer mensaje anunció que creará con idéntico propósito el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. En los gobiernos de Toledo y García se aplicaron los mismos métodos, incluyendo los programas de trabajo temporal, sobre-explotador y sin derechos.

Al mismo tiempo, Humala también anunció la creación de un “Consejo Económico y Social”, organismo que estaría integrado por “representantes del empresariado, los trabajadores y la sociedad civil…”. Esta nueva instancia de conciliación de clases en nada resultará favorable para el proletariado peruano. Por el contrario será un espacio de adormecimiento y engaño hacia donde la burocracia sindical buscará desviar las luchas de los trabajadores para someterlas a los intereses de la patronal, continuando así su larga tradición de traición a las bases.

A todas las circunstancias anteriores se ha llegado mediante el atajo electoral oportunista de estas burocracias (dirigencias de la CGTP y la CUT) y las burocracias políticas del proletariado (PC, Patria Roja), que suplicaron su participación en las candidaturas nacionalistas para fracasar estrepitosamente. Al convertirse el nacionalismo en un montaje electoral competitivo, los partidos reformistas y las cúpulas sindicales decidieron asumir el papel de aliados menores, subordinando los objetivos del movimiento obrero y popular a los intereses de la facción humalista de la burguesía. Una y otra vez obstaculizaron el desarrollo político independiente de los trabajadores y montaron diversos aparatos al servicio del candidato Humala, tales como la “Coordinadora Política y Social” (CPS) que el mismo PNP terminó repudiando o la falsa “Asamblea Nacional de los Pueblos” (2008). Esta política servil extravió al movimiento de masas, le impidió plantearse la gran tarea de construir una alternativa política clasista y ocasionó que una porción importante del movimiento terminara asumiendo equivocadamente al nacionalismo como una expresión progresista que abriría el camino hacia transformaciones “profundas” en el país. Esta ha sido la nefasta función de las direcciones reformistas tradicionales. En cuanto a la juventud estudiantil, fue incapaz de optar por una pauta distinta. El activismo voluntarista y ecléctico convirtió a los núcleos y colectivos de “izquierda” (“marxistas”, “socialistas”, “comunistas”…) en diminutos satélites sujetos a la órbita del reformismo pro-burgués del PC y Patria Roja.


Combate clasista: la única alternativa
El movimiento de la clase obrera y el pueblo fracasa cuando se subordina a fuerzas sociales y políticas ajenas y opuestas a sus intereses históricos. Sólo la independencia de su lucha le garantiza la victoria de sus reivindicaciones en el proceso de conquistar el poder político. Pero es la capa privilegiada de sus dirigentes la que siempre confunde y engaña a los trabajadores para que abandonen su combatividad. Ante ello debemos reafirmarnos en la necesidad imperiosa de movilización por esta Plataforma clasista:

1. Fin de la política privatizadora: Ningún concesionamiento más.
2. Nacionalización sin pago de las transnacionales y la gran empresa, bajo control de sus trabajadores.
3. Estatización de todo el comercio exterior del país.
4. Control directo de todas las empresas estatales por sus trabajadores.
5. Anulación de los Tratados de Libre Comercio.
6. Salud y educación públicas, gratuitas y de calidad, bajo control de las organizaciones populares.
7. Salario que cubra la canasta familiar.
8. Completa estabilidad laboral. Nombramiento de todos los contratados.
9. Desaparición de los services.
10. Plan general de obras públicas para un pleno empleo de calidad.
11. Gas, combustibles y servicios públicos a precios populares.
12. Acceso universal a la vivienda.
13. Tierra y financiamiento para el campesinado.
14. Desconocimiento de la Deuda Externa.
15. Ruptura con los gobiernos imperialistas, con el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OMC, la APEC.

Luchar por esta plataforma implica actuar en frente único obrero y popular. Todas las organizaciones de trabajadores de la ciudad y del campo caben unitariamente en esta táctica contra la clase dominante y sus gobiernos, incluyendo a este gobierno actual que jamás estará dispuesto a conceder nuestras reivindicaciones, única forma de construir una sociedad sin explotadores ni explotados. Es la dirigencia de la CGTP la que tiene el deber de encabezar esta lucha por las más altas demandas de los oprimidos, en vez de subordinarse servilmente a la élite burguesa del Partido Nacionalista. Las direcciones de la CGTP y la CUT, así como el PC y Patria Roja, tienen la obligación de romper con esa élite y admitir lo que el pueblo trabajador exige en el país: movilización frontal por nuestros derechos. Pero para esto hay que empezar por no desdibujar la realidad pretendiendo cegar a los trabajadores, como hacen Mario Huamán y la cúpula de la CGTP cuando hablan de los “cambios” que el gobierno estaría haciendo. No hay tal cosa, la política del humalismo es la misma que la de sus predecesores y además se encuentra en contubernio con ellos. Si buscamos trabajo masivo y digno para empezar a acabar con la pobreza, el combate de masas es entonces el único camino.

Una vez más el problema de dirección del movimiento obrero salta a la vista como el principal obstáculo para el desarrollo de formas más avanzadas de lucha contra el sistema explotador. Por ello es preciso que los sectores esclarecidos y comprometidos del proletariado superen su actual dispersión para convertirse en un referente, siendo capaces de agruparse en una vanguardia política revolucionaria, un partido marxista que pueda acabar con el Estado de la burguesía y conducirnos a un Estado de trabajadores. De lo contrario nuevamente tendremos a una gran legión desorientada cuando sus esperanzas en el gobierno nacionalista burgués se hayan diluido.
Desplacemos a la actual burocracia sindical para democratizar la CGTP y la CUT. Construyamos una Central clasista unificada de masas. Adoptemos un programa revolucionario de acción para luchar por la organización de un poder opuesto al poder de los explotadores. Impulsemos Asambleas Populares para reunir en todas partes a las verdaderas fuerzas proletarias de la transformación socialista.

12 de octubre de 2011

Colectivo Revolución Permanente en el Perú

mayo 22, 2011

RS 7

Una vez más, independencia clasista para organizarnos, luchar y derrotar a la burguesía

Dos victorias, focalizadas pero significativas, le arrancó el movimiento obrero y popular a la burguesía en las últimas semanas. La población de la provincia de Islay (Arequipa) obtuvo el abandono gubernamental del proyecto Tía María de la transnacional Southern, y los mineros de Casapalca consiguieron imponer sus demandas salariales y laborales a su patronal. Ambas victorias como resultado de huelgas indefinidas movilizadas, combativas, garantizadas unitaria y masivamente, en las que el gobierno aprista de contubernio con el fujimorismo, el PPC y sus aliados, una vez más apaleó, detuvo, tiroteó y asesinó.

De esta manera resuelta y a pesar de la represión, organizaciones como el Frente de Defensa del Tambo y el Sindicato de Casapalca, mostraron que las sacrificadas masas luchadoras exigen de los dirigentes firmeza para poder vencer. Unas vez más las huelgas que no son simbólicas, limitadas y falsamente “preventivas” le demostraron a la dirección burocrática de la CGTP cuál es el único lenguaje que el enemigo de clase comprende. Haciendo realidad el frente único para la batalla y no para la conciliación, los trabajadores de la ciudad y el campo brindaron una gran lección a la burocracia sindical.

Mientras esto sucedía, la dirigencia y el aparato de la Central estaban muy ocupados respaldando al nacionalismo burgués en la campaña electoral. Finalmente, años de una política de sumisión ante el gobierno y de oportunismo servilista ante la minoritaria fracción nacionalista de la burguesía, han arrojado resultados: en el Perú el movimiento de masas continúa golpeado, todavía desestructurado y sin perspectivas, e incluso los trabajadores carecemos de alternativa electoral propia que levante una plataforma programática clasista.

La falacia del “campo popular”

La dirección reformista de la CGTP (el PC y Patria Roja), difunde constantemente la idea de la existencia de un campo político “popular” al que pertenecerían, además de la izquierda, el Partido Nacionalista, Fuerza Social, entre otros. Esta es una pretensión artificiosa, nada más falso. Existen partidos y grupos pertenecientes al movimiento de los trabajadores y existen partidos creados por su dirigencia desde fuera de las filas y de los objetivos de las masas. A esta última categoría corresponden justamente el PNP y FS.

En el caso del Humalismo, representa una variante de la vieja corriente tan presente en la historia contemporánea de América Latina, Asia y África, conocida como nacionalismo burgués. Algunos ejemplos actuales en nuestra región son los gobiernos de Chávez, Morales, Correa, y otros más obsecuentes al imperialismo como los de Lula, Kirchner, Bachelet o Mujica. Humala, que empezó orientándose al chavismo, ha devenido un seguidor de los segundos.

Esta concepción pro-burguesa que convoca a confundir banderas con organizaciones de la clase contraria, adjudicándoles para ello adjetivos como “democráticas” o “progresistas”, es tan vieja como los llamados “frentes populares” que sirvieron - en Europa y ciertos países cercanos como Chile - para llevar al movimiento de masas a la derrota total en su lucha por el poder de los trabajadores. En nuestra historia podemos observar los estragos de esta línea en el apoyo sucesivo del PC a los oligarcas Prado, Bustamente y Belaúnde, luego a la dictadura militar velasquista, y en el apoyo de la izquierda a Fujimori en 1990 y a Toledo el 2001.

La falacia del “capitalismo democrático”

El programa del PNP siempre tuvo un carácter capitalista hasta la médula (ver declaración del CRPP en la página 5), pero fue sólo a trece días de las elecciones del 10 de abril cuando se suplantó sorpresivamente todos los planteamientos anteriores por un documento llamado “Compromiso de Ollanta Humala con el Pueblo Peruano”. En éste se concentran los postulados y medidas que el candidato de la Alianza Gana Perú ofrece para obtener el voto de las masas. Aquí un resumen:

- Fomentar la inversión privada, nacional y extranjera.
- Respetar los Tratados de Libre Comercio, los contratos con las transnacionales y la legislación que los ampara.
- Establecer esta política por medio de un pacto entre el gobierno y las organizaciones de los empresarios y los trabajadores.
- Mejorar la educación, la salud, la infraestructura, el salario, las condiciones de trabajo y el crédito.
- Garantizar el consumo masivo del gas.
- Imponer un impuesto a las “sobreganancias” mineras y reducir los impuestos a los combustibles y otros rubros.
- Crear un plan pensionario universal para mayores de 65 años.
- Enfrentar la corrupción.

Veamos.

La alianza del PNP y algunos partidos tradicionales de la izquierda, como el PC y el Partido Socialista, ofrece un gobierno que en palabras mismas del vocero nacionalista Nicolás Lynch (ex marxista y ex ministro neoliberal de Toledo) sería “capitalista democrático”. Gobernaría para defender la economía capitalista que explota a los trabajadores y al Estado burgués que los oprime, pero buscando mejorar en alguna medida las condiciones de vida de las masas (este sería su lado democrático).

Lo primero que debe decirse acerca de esta pretensión “capitalista democrática” del nacionalismo burgués y del reformismo, es que tal cosa es imposible. La economía capitalista impide permanentemente la satisfacción de las necesidades fundamentales del pueblo trabajador (exceptuando las migajas) y provocando su respuesta sindical y política, razón por la que el Estado de los explotadores necesita perpetuar la falta de derechos y libertades, obstaculizando la organización y la movilización que puedan arrancar conquistas económicas, reprimiendo ferozmente y eliminando así toda posibilidad de verdadera democracia.

La consabida inversión empresarial, con su entraña de transnacionalización y de legislación nacional pro-imperialista, no significa otra cosa que el capitalismo más rancio, hoy en día denominado “neoliberal”. Ese es el sistema y el Estado que Ollanta Humala y sus aliados defienden y quieren sostener por medio de un pacto entre los capitalistas, su gobierno y la burocracia sindical de la CGTP y la CUT. Por eso es lógico que no pretendan molestar al imperialismo y a otros países importantes, deshaciendo los colonialistas Tratados de Libre Comercio que firmaron los anteriores gobiernos reaccionarios.

El resto de la nueva plataforma es la tradicional declaración de buenas intenciones, donde destacan las tres únicas medidas concretas que promete el humalismo: habrá gas para todos (¿le creemos? ¿y cuál será su precio?), habrá un nuevo impuesto a las compañías mineras (¿de cuánto se habla? ¿tendrá alguna significación?) y habrá jubilación para todos (mediante un programa de 250 miserables soles). Las transnacionales mineras, petroleras, gasíferas, de comunicaciones y servicios, saquean el país y el nacionalismo le dice a nuestro pueblo: “no voy a hacer justicia recuperando lo que te pertenece ni respetando la riqueza que produces, sólo voy a aliviarte un poquito con las limosnas de tus expoliadores”. Esto se llama - desde hace muchos siglos - vasallaje, y en este caso concreto genuflexión ante el pirata foráneo, connivencia, cipayismo. Educación y salud públicas, gratuitas y de calidad, infraestructura generalizada y salarios de acuerdo a las necesidades, nada de esto puede lograrse sin expropiar al capital transnacional y a la gran burguesía, por eso el nacionalismo (a diferencia de su Plan de Gobierno) prefiere aclarar muy bien que no piensa realizarlo. Por último, la propia corrupción es imposible de combatir sin expropiar al gran capital que lo corrompe todo.

Diremos que lo descrito se asemeja demasiado, es importante recordarlo, a la política aprista de los años ’40, época en que abandonaba su nacionalismo radical pequeñoburgués para pasar a proponerse como alternativa burguesa de gobierno. El nacionalismo humalista no es pues sino un aprismo refrito de hace más de sesenta años.

La nueva debacle electoral del reformismo y de la burocracia sindical

Patético fue, por decir lo menos, el espectáculo electoral brindado por los partidos reformistas tradicionales, en particular por el PC y Patria Roja – MNI. Luego de arrastrase durante años tras el nacionalismo, no obtuvieron más que el ofrecimiento de un puesto en su lista. Al PC le tocó el premio consuelo de la candidatura al Parlamento Andino para su Secretario General Roberto de la Cruz, aunque también consiguió colocar a Fidel Ríos y a Carmela Sifuentes, el primero por la fantasmal Lima para Todos y la segunda invitada como Presidenta de la CGTP. Ninguno salió elegido.

El caso del MNI fue más escandaloso todavía. Habiendo pactado desesperadamente con Fuerza Social para llevar a la Alcaldía a una neoliberal ministra de Paniagua como Susana Villarán, la felicidad oportunista no le duró nada, pues fue expulsado de cualquier futura coalición por su aliado mismo. Habiéndose colocado tras Rodríguez Cuadros en un primer momento y no pudiendo ya volver sobre la oferta nacionalista que el resto de la izquierda aceptó, colapsó entonces toda la aventura electorera y así concluyó su “gran unidad” con el enemigo de clase. Ulteriormente, resentida con el nacionalismo y en contra de sus convicciones pro-burguesas, Patria Roja maldijo en todos los tonos a Gana Perú y llamó a votar nulo, para luego volverse sobre sí mismo y participar ahora de la campaña de Ollanta.

Esos son los partidos que dominan la CGTP. Viejos servidores de los intereses políticos de fracciones burguesas menores o en ascenso. Quienes han colocado al movimiento obrero y de masas a los pies de un partido financiado por un sector de la burguesía peruana sionista y acaudillado por un Comandante Contrasubversivo, y quienes han llevado a la Central a apoyar oficialmente a una opción burguesa, cuando irónicamente jamás apoyó oficialmente a ninguna candidatura que se reivindicara socialista. Mario Huamán, Olmedo Auris y las cúpulas del PC y Patria Roja, tendrán que responder por todo esto ante las bases trabajadoras. En el colmo del fracaso, de los cinco candidatos sindicales que se aprobó apoyar en las listas de Gana Perú, sólo Wilder Ruiz de Azucarera Andahuasi logró un escaño. Las candidaturas de Sifuentes y Cortez, principales dirigentes de la CGTP, no entusiasmaron ni siquiera a las bases, menos aún a otros sectores de trabajadores en Lima.

Combatir al fujimorismo en frente único de independencia clasista

El crecimiento electoral del fujimorismo mafioso y ultraderechista no es un dato menor de la situación actual. Es el resultado de un lógico desencanto por la democracia burguesa en sectores de las grandes masas empobrecidas, a los que la dirección del movimiento proletario no les ha ofrecido una solución clasista y revolucionaria. Allí está el caldo de cultivo de la manipulación fujimorista de un sector de las masas, en el paso de los años de democracia antipopular y luchas intencionalmente descoordinadas y frustradas por una dirigencia claudicante y bomberil. Los votos fujimoristas de los ’90 (provenientes de sectores que alguna vez en los ‘80 enorgullecieron al reformismo) migraron primero a la demagogia toledista, luego a la demagogia alanista y hoy están retornando al fujimorismo, sin que la dirección del movimiento obrero haya hecho nada por darles un cauce clasista alternativo.

Los trabajadores debemos ejercer nuestro derecho a exigirle a la dirección de la CGTP que movilice urgentemente a todas sus bases a nivel nacional contra la amenaza política fujimontesinista. Habida cuenta de la tradicional debilidad electoral de los partidos de la gran burguesía como el PPC, del fracaso de nuevas opciones como Castañeda y del reiterado hundimiento de Perú Posible, la fracción mayoritaria de la clase dominante está virando nuevamente hacia el fujimorismo, como carta que asegure la inmovilidad de la política económica y represiva del toledismo y del aprismo. La dirección de la CGTP tiene, en este momento, la responsabilidad gigantesca de iniciar la movilización de los trabajadores organizados de la ciudad y del campo, para frenar la reconstitución política del acuerdo de los años ‘90 entre la mayoría burguesa y la mafia fujimorista.

Pero este no es más que un objetivo inmediato. En realidad no es posible conjurar el peligro fujimorista sin levantar una alternativa organizada de masas contra todas las opciones burguesas, incluyendo al Partido Nacionalista. Tarde o temprano, en los siguientes años o en los siguientes meses, la reacción enfilará contra el movimiento popular en forma de fujimorismo y sus aliados. En ese momento, si la clase obrera no ha sido capaz, a causa de las traiciones de su dirección, de ponerse a la cabeza de los explotados organizados, las consecuencias serán muy funestas. Sin política proletaria independiente y sin política de frente único de los trabajadores para combatir y vencer (y no para conciliar), los trabajadores no nos construiremos como poder alternativo al poder de la burguesía y no podremos conquistar nuestros objetivos. Uno de estos objetivos centrales es la expropiación - sin pago y bajo control obrero - del gran capital nacional y de las transnacionales, para satisfacer de verdad las grandes necesidades de las masas trabajadoras. Sea cual sea el nuevo gobierno, al servicio de la lucha por este objetivo estratégico y de la adopción de un programa revolucionario, debemos poner toda nuestra capacidad de organización.

Para afrontar esas tareas la dirección de la CGTP debe abandonar de inmediato la sumisión al nacionalismo burgués. En estas circunstancias es también más importante que nunca la propia sustitución de esa dirección burocrática por dirigentes de base honestos y luchadores que puedan adoptar en su momento un programa clasista y garantizar el combate sin cuartel contra la burguesía. El encuentro de ese programa con una nueva generación dirigente en un próximo período, podrá abrir la posibilidad de construir un partido de los trabajadores revolucionarios, que se fije como objetivo la revolución socialista en el Perú.

Mayo 2011

Colectivo Revolución Permanente en el Perú

(Publicado en Revolución Socialista # 7 - mayo 2011)

Elecciones 2010 - 2011: Un enfoque marxista. Segunda vuelta: Humala y Fujimori, la cuestión del mal menor

A la luz de las últimas contiendas presidenciales y parlamentarias es posible distinguir dos grandes tendencias electorales entre las masas; por un lado tenemos a la gran mayoría de trabajadores, carentes de organización y políticamente desorientados, quienes al parecer son capaces de brindar su apoyo emocional a casi cualquier candidatura incluso aquellas que cuentan con nefastos precedentes de gobierno (Fujimorismo - Fuerza 2011 (1), Toledismo, etc.). Luego encontramos a los trabajadores organizados (en sindicatos, partidos reformistas) que además de ser un sector mucho menos numeroso padece el influjo de dirigentes reformistas serviles al nacionalismo burgués (Gana Perú (2)).

La arremetida fujimorista:

El fujimorismo constituye el más reciente referente de extremo autoritarismo y corrupción en el país. Sin embargo, una porción importante del electorado peruano ha optado por brindarle su voto, esto al menos en los sectores más deprimidos podría significar una forma de añoranza hacia los intensos programas asistencialistas (3) implementados en los noventa, mismos que demostraron ser bastante efectivos para anestesiar y ganar la simpatía de la población en pobreza extrema. También durante este funesto periodo el desangramiento del pueblo en manos de las fuerzas represivas del Estado, así como la corrupción de funcionarios públicos llegó a niveles insospechados mientras la dirección del movimiento obrero con su pasividad permitía que se conculcaran una serie de derechos de los trabajadores, esto en el marco de las reformas económicas neoliberales impuestas por el fujimorismo.

En las postrimerías de los 90 una legión de trabajadores y estudiantes tomaron las calles y plazas en repetidas oportunidades estas jornadas de lucha contribuyeron a la caída del régimen ultrareaccionario de Alberto Fujimori, lamentablemente la ausencia de una dirección política clasista permitió que la facción burguesa no fujimorista capitalizara fácilmente el derrocamiento del dictador; inmediatamente la burguesía “demócrata” nombró a Valentín Paniagua como presidente interino del “gobierno de Transición” (2000 – 2001) el cual mantuvo la línea privatista de Fujimori y sirvió de antesala a las nefastas administraciones de Toledo (2001 - 2006) y García (2006 – 2011).

Ha transcurrido poco más de una década desde que cayera el régimen corrupto (4) y sanguinario (5) de “El Chino” Fujimori y su asesor “El Doc” Montesinos y nos golpea la posibilidad electoral de que su heredera Keiko Fujimori Higuchi (Fuerza 2011) tome las riendas del Estado burgués, frente a esta amenaza para algunos el nacionalismo podría parecer “el mal menor”, pero lo cierto es que sólo se trata de la confirmación purulenta de que los trabajadores nada pueden esperar de la “democracia” burguesa, conclusión que se expresa en la consigna por el “voto viciado”.

“Gana Perú” ¿La opción progresista?

Dentro del movimiento de masas las ilusiones respecto al supuesto carácter progresista del nacionalismo burgués se dan en dos sentidos: 1.- La burguesía nacionalista conseguirá dominar las leyes del capital gracias a una fuerte presencia del Estado (burgués) permitiendo que la riqueza se reparta con justicia (entre patrones y trabajadores). 2.- Las reformas nacionalistas crearán condiciones favorables para luchar por el socialismo. ¡Ambas utopías! La historia demuestra que el nacionalismo, con la oportuna asistencia del stalinismo en sus diversas vertientes, consiguió contener o desviar procesos revolucionarios que ponían en riesgo el orden de explotación burgués manteniendo a los trabajadores sumidos en la miseria.

El Partido Nacionalista Peruano, núcleo de lo que hoy se denomina “Gana Perú”, comenzó siendo una típica expresión política de la burguesía nacionalista que aspira a llegar al poder para conseguir una mayor capacidad de maniobra frente a los capitalistas extranjeros. Débil como el resto de la burguesía nacional desde el principio buscó ganar la simpatía del movimiento obrero y popular a través de un programa que prometía convertir al Estado burgués en protector de los explotados y arbitro del mercado. ¡Burdas patrañas! Jamás las reformas nacionalistas, sean como extensas expropiaciones del capital foráneo o como moderadas intervenciones estatales, han significado una mejora sustancial del nivel de vida de los trabajadores ya que el nacionalismo por su carácter de clase siempre defenderá la propiedad privada de los medios de producción y la explotación de los trabajadores en beneficio de la burguesía.

El capitalismo siendo un sistema económico mundial siempre le dejó a los regímenes nacionalistas un espacio de maniobra reducido por lo que tarde o temprano estaban obligados a transar con los ejes imperialistas. En la actual coyuntura electoral este hecho objetivo tiene su correlato en el prematuro cambio de discurso del comandante Ollanta Humala quien ofendiendo el sentido común de los electores acuñó su ya famosa frase: “nacionalizar no es estatizar”. Es decir, “Gana Perú” no cuestiona el orden vigente, no combate al imperialismo, simplemente busca implementar pequeñas reformas ya que siendo una expresión política burguesa sólo garantiza la continuidad de la explotación de los trabajadores.

“Gana Perú´ pretende conquistar los votos que necesita para llegar al poder seduciendo a las masas con promesas demagógicas (trabajo y salarios dignos, salud y educación gratuita y de calidad, soberanía sobre los recursos naturales, etc. etc.) imposibles de cumplir dentro del marco capitalista, ofreciéndoles además migajas denigrantes e irrisorias como la “Pensión 65”. Desde esta tribuna hemos insistido una y otra vez en que los trabajadores deben abandonar toda esperanza en el nacionalismo burgués contradiciendo la tendencia hoy imperante dentro del movimiento obrero y popular; en este momento frente a la pretendida “polarización electoral” nos mantenemos consecuentes y promovemos el voto viciado como forma de rechazo hacia toda variante de dominación burguesa.

La burocracia sindical se mantiene servil al nacionalismo burgués:

[(…) La CGTP reitera su congratulación a Gana Perú por el triunfo de Ollanta Humala pero lo compromete a mantener como sus banderas en la segunda vuelta la solución a los problemas nacionales postergados por los gobiernos neoliberales, como la óptima distribución de la riqueza y el respeto a los derechos humanos y laborales, entre otros. DEPARTAMENTO DE PRENSA Y COMUNICACIONES DE LA CGTP. Lima, 11 de abril de 2011]

En Perú como en otros países los herederos del stalinismo aun continúan enquistados en la dirección de las organizaciones proletarias, es así que la burocracia sindical de la CGTP en lugar de plantear una plataforma de lucha clasista ha venido desviando la disposición combativa de las masas con inútiles movilizaciones de un día, promoviendo engañosas reformas burguesas como la Asamblea Constituyente (6) o el incremento tributario para el capital foráneo (entre otras), manteniendo al movimiento obrero peruano sujeto a los intereses del partido nacionalista, supuestamente la opción más “progresista” y “democrática”, anulando así toda posibilidad de desarrollo político independiente.

[Foto Carmela Sifuentes – Presidenta del a CGTP -“Si soy elegida congresista de la República, estaré con Gana Perú y Ollanta Humala durante los cinco años, desde el comienzo hasta el final” (Publicado en La República, 7 de febrero de 2011)]

La actual dirección de la CGTP con el aval de la Asamblea de Delegados (12 de febrero) llegó al extremo de apoyar a varios representantes sindicales candidatos (7) al parlamento por “Gana Perú” actitud que constituye un flagrante atentado contra la imprescindible independencia política del proletariado. Por si fuera poco la burocracia sindical se viene haciendo de la “vista gorda” frente a la vertiginosa “derechización” de los nacionalistas quienes para la segunda vuelta buscan reforzar su frente popular pactando con algunos sectores de la burguesía que ellos mismos habían catalogado como “continuistas” y “neoliberales” (8).

[“Cuando hablo de nacionalización es un concepto político no económico. Hablo de construir una nación, pero no me refiero a estatizar empresas”. (Entrevista Ollanta Humala Diario "El Comercio" 26 de diciembre de 2010)]

[“Vamos a respetar los acuerdos suscritos por el Estado, nos gusten o no" (Diario "La República" 24 de marzo de 2011)]

[“Para la segunda vuelta vamos a consensuar, vamos a dialogar con algunas fuerzas que han estado en la lid electoral... Especialmente con la agrupación de Alejandro Toledo (…) También conversaremos con Luis Castañeda y Pedro Pablo Kuczynski.”] (Entrevista a Omar Chehade, candidato a la segunda vicepresidencia por Gana Perú, Diario "La República" 12 de abril de 2011)

Las tareas de la vanguardia obrera:

Las tareas planteadas no han cambiado y mucho menos están sujetas al resultado de las elecciones burguesas, ya que la única vía posible que tienen los explotados para emanciparse es su organización política en torno a un programa independiente de la burguesía. Por ello debemos continuar batallando para erradicar toda forma de reformismo en las organizaciones del movimiento obrero y popular, dedicando al mismo tiempo nuestros mejores esfuerzos a la creación de núcleos marxistas que permitan la formación de cuadros frescos y honestos, vibrantes continuadores del Bolchevismo.

Notas
1. FUERZA 2011, es la más reciente denominación del fujimorismo que en sus inicios se llamó “Cambio 90” agrupación que jamás tuvo vida orgánica y fue desactivada después de las elecciones de 1990. En 1995 reapareció sólo para las elecciones como “Nueva Mayoría”. En 2000 se renombra otra vez como “Perú al 2000” falsificando más de un millón de firmas para inscribirse en el Jurado Nacional de Elecciones.
2. GANA PERÚ; Alianza electoral conformada en diciembre de 2010 por el Partido Nacionalista Peruano y los partidos de izquierda: Partido Comunista Peruano, Partido Socialista, Partido Socialista Revolucionario, Movimiento Político Voz Socialista y un sector de "Lima para Todos".
3. Asistencialismo Fujimorista, durante el gobierno de Alberto Fujimori se implementaron una serie de programas asistencialistas con el propósito de mantener la popularidad del régimen. Uno de los más escandalosos fue el denominado PRONAA (Programa Nacional de Ayuda Alimentaria) que distribuía alimentos con fines políticos.
4. Corrupción Fujimorista, según el Procurador Anticorrupción Pedro Gamarra la red de corrupción de A. Fujimori habría robado al Estado peruano unos 6 mil millones de dólares, de los cuales sólo se han recuperado 184 millones. (Fuente: Diario La República 9 de abril de 2010)
5. El gobierno de A. Fujimori continuó la política represiva de sus antecesores (F. Belaunde y A. García) que luego de 20 años cobraría la vida de más de 23 mil personas. Fujimori y su asesor V. Montesinos ordenaron el extermino, tortura y ensañamiento de sus opositores acusándolos de subversión.
6. La lucha por una Asamblea Constituyente sería progresista siempre y cuando el movimiento de los explotados se encontrase en una situación social y política sumamente desventajosa, tal como sucede hoy en Irán y los países árabes, en este caso por ejemplo podría servir, si se plantea de la manera correcta, para concientizar y movilizar a las masas. Sin embargo, en Perú la situación es distinta ya que existen condiciones para impulsar la formación de organismos de poder proletario como sería una Asamblea Popular Nacional.
7. Algunos representante sindicales que candidatearon al parlamento por “Gana Perú” recibiendo el apoyo de la CGTP fueron: Carmela Sifuentes (Presidenta de la CGTP), Manuel Cortez (Secretario de Organización de la CGTP), Manuel Dammert (Representante de los trabajadores portuarios - ENAPU - ante la Autoridad Nacional Portuaria), Roberto de la Cruz (Dirigente de la FENDUP) y Wilder Ruíz (Dirigente de la azucarera Andahuasi).
8. Entre los “técnicos” de derecha reclutados por “Gana Perú” se encuentran: Kurt Burneo (jefe del plan económico de Perú Posible), Luis Arias Minaya (ex jefe de la Sunat), Carlos Herrera Descalzi (ex Ministro de Energía y Minas 2000), Oswaldo de Rivero (Consultor de la ONU).


27 de abril 2011

Carlos García M.

(Publicado en Revolución Socialista # 7 - mayo 2011)

mayo 19, 2011

El éxito del Voto Blanco y Nulo. Lo que la burguesía pretende esconder.

Aunque las motivaciones de la votación en blanco y viciado son siempre de procedencia diversa, su crecimiento es a menudo y en todas partes, un síntoma de rechazo al status quo electoral que resulta de la dominación ideológica y política de los partidos de la burguesía. Sabido es que la “democracia” burguesa constituye la dictadura de la clase dominante sobre el resto de la sociedad. En consecuencia, en el plano electoral, esta clase impone mecanismos que aseguran la supervivencia y el éxito de sus principales partidos. Todo el financiamiento, la legislación, los medios de comunicación, la educación, los privilegios sociales, concurren para garantizar la victoria de las listas capitalistas, y sólo a veces la evolución de la conciencia del pueblo logra expresarse en el voto masivo por partidos del movimiento de los trabajadores o, de ser el caso, por las referidas opciones blanco o nulo. Cuando esta última circunstancia empieza a ser relevante, la burguesía utiliza todo su poder mediático para ocultar la nueva realidad. Es lo que ha venido sucediendo con los últimos procesos electorales en el Perú.

Para graficarlo tomaremos básicamente las cifras oficiales de los votos emitidos en las Elecciones Regionales del 3 octubre de 2010. Tomaremos entonces los votos emitidos, todos los votos depositados en las ánforas (vale decir los porcentajes reales, considerando a todos aquellos que acudieron a votar), y no sólo los votos válidos, que no consideran los votos blancos y nulos (y cuyos porcentajes se utilizan para asignar los cargos elegidos). Sobre esto recordemos, por ejemplo, que es frecuente escuchar a voceros políticos de la burguesía hacer afirmaciones basados en el “x % de los peruanos”, refiriéndose a cifras de votos válidos. Esta es una manera muy clásica de mentir. Los votos válidos no indican porcentajes del censo electoral (las personas mayores de 18 años) y menos de “los peruanos” en general. Incluso considerando los votos emitidos no hay que olvidar que en todas las elecciones existe un porcentaje del censo electoral que no acude a votar, por lo que deja de expresar su voluntad en las urnas. Como ejemplo del ausentismo diremos que el porcentaje del censo que no votó el pasado 3 de octubre, ni en las Elecciones Presidenciales del 10 de abril, fue de 16.468 % y 16.292 % respectivamente.

Como constatamos en los cuadros siguientes, el 22.399 % del censo electoral votó en blanco o viciado en las Elecciones para Presidente Regional del 3 de octubre de 2010. Es una cifra muy alta si consideramos los porcentajes obtenidos generalmente por las listas en disputa. En 7 regiones (incluida Lima – Provincias) la suma de los votos blancos y nulos ocuparon el primer lugar. Se impusieron a todas las listas. En otras ocho regiones se situaron en segundo lugar y en cinco más en la tercera ubicación. En regiones como Cajamarca, Puno o San Martín se alcanzaron cifras de 30.366 %, 28.631 % y 28.504 % para la suma de los blancos y nulos. En las Elecciones Municipales del mismo día, se registró en Lima Metropolitana un porcentaje de blancos y nulos de 10.96 %, que representó la tercera posición en la ciudad.

Finalmente, otros datos muy significativos. Insertamos el cuadro con las cifras (siempre en votos emitidos) de las Elecciones Presidenciales del 10 de abril de este año, donde los votos blancos y nulos alcanzaron la quinta colocación (12.291 %) a poco más de sólo un punto de la candidatura de Toledo. El mismo día resultaron en la primera ubicación de las Elecciones Congresales (23.125 %) y también en las del Parlamento Andino (donde rozaron el 40 % de la votación: 39.292 %). La cifra de votos blancos y nulos al Congreso fue de 3,862,259 y la de Gana Perú 3,245,083. Cerca de 4 millones de peruanos rechazaron todas las listas al Congreso y más de 6 millones y medio lo hicieron con todas las del Parlamento Andino, este último un engendro diseñado por algunas burguesías sudamericanas para ampliar su burocracia de lujo y negociar beneficios mutuos.

Esta realidad continuará mientras no exista una alternativa electoral en la que las masas productoras confíen de verdad, sabiendo que procede de sus filas y expresa los verdaderos intereses y proyectos de los explotados. Una opción representativa del movimiento obrero y popular, con candidatos elegidos en asambleas populares de lugares de trabajo, barrios y ciudades. Mientras tal opción no exista, o no existan al menos candidaturas presentadas por organizaciones de masas como la CGTP, los revolucionarios continuaremos llamando a votar nulo, contra todos los partidos de la clase dominante.


Elecciones Regionales 2010
Votos Emitidos - Cifras oficiales de la ONPE


Puno
1.- Blancos: 15.927 % + Nulos: 12.577 % = 28.504 %
2.- Raíces: 16.684 %
3.- Aquí: 10.868 %

Cajamarca
1.- Blancos: 17.166 % + Nulos: 13.200 % = 30.366 %
2.- Afirmación Social: 21.418 %
3.- Fuerza Social Cajamarca: 8.911 %

Lima
1.- Blancos: 12.913 % + Nulos: 10.966 % = 23.879 %
2.- Concertación: 18.105 %
3.- Patria Joven: 9.658 %

Tumbes
1.- Blancos: 11.487 % + Nulos: 7.787 % = 19.274 %
2.- Faena: 14.952 %
3.- Luchemos por Tumbes: 12.966 %

Ancash
1.- Blancos: 14.321 % + Nulos: 12.319 % = 26.640 %
2.- Cuenta Conmigo: 23.955 %
3.- Alianza para el Progreso: 6.844 %

Ica
1.- Blancos: 9.936 % + Nulos: 8.817 % =18.753 %
2.- Frente Regional Progresista: 17.174 %
3.- Fuerza 2011: 16.967 %

Huánuco
1.- Blancos: 14.540 % + Nulos: 8.925 % = 23.465 %
2.- Somos Perú: 22.419 %
3.- Hechos y no Palabras: 19.627 %

Lambayeque
1.- Alianza para el Progreso: 22.581 %
2.- Blancos: 10.168 % + Nulos: 11.099 % = 21.267 %
3.- Apra: 15.055 %

Madre de Dios
1.- Bloque Popular: 19.310 %
2.- Blancos: 10.007 % + Nulos: 7.323 % = 17.330 %
3.- Amor por Madre de Dios: 16.711 %

Apurímac
1.-Poder Popular Andino: 25.321 %
2.- Blancos: 14.071 % + Nulos: 9.255 % = 23.326 %
3.- Kallpa: 16.835 %

San Martín
1.- Nueva Amazonía: 31.186 %
2.- Blancos: 18.099 % + Nulos: 10.532 % = 28.631 %
3.- Apra: 21. 475 %

Amazonas
1.- Juntos por Amazonas: 22.834 %
2.- Blancos: 11.793 % + Nulos: 6.136 % = 17.929 %
3.- Surge Amazonas: 15.222 %

Cusco
1.- Gran Alianza Nacionalista: 26.176 %
2.- Blancos: 13.469 % + Nulos: 8.086 % = 21.555 %
3.- PAN: 20.174 %

Huancavelica
1.- Trabajando para todos: 24.516 %
2.- Blancos: 13.053 % + Nulos: 6.536 % = 19.589 %
3.- Ayni: 17.896 %

Junín
1.- Perú Libre: 26.874 %
2.- Blancos: 10.670 % + Nulos: 8.934 % = 19.604 %
3.- Fuerza 2011: 11.397 %

Ayacucho
Blancos: 11.346 % + Nulos: 9.251 % = 20.597 %

Ucayali
Blancos: 9.640 % + Nulos: 9.509 % = 19.149 %

Loreto
Blancos: 8.681 % + Nulos: 9.932 % =18.613 %

La Libertad
Blancos: 11.990 % + Nulos: 6.362 % = 18.352 %

Arequipa
Blancos: 9.997 % + Nulos: 7.111 % = 17.108 %


Elecciones Municipales 2010

Lima
1.- Fuerza Social: 34.185 %
2.- PPC: 33.439 %
3.- Blancos: 3.882 % + Nulos: 7.078 % = 10.96 %


Elecciones Presidenciales 2011
Gana Perú = 27.803 %
Fuerza 2011 = 20.656 %
Alianza por el Gran cambio = 16.236 %
Perú Posible = 13.710 %
Blancos: 8.849 % + Nulos: 3.442 % = 12.291 %
Alianza Solidaridad Nacional = 8.624 %


Sergio Bravo M.

(Publicado en Revolución Socialista # 7 - mayo 2011)

mayo 01, 2011

1 de mayo 2011

El orden mundial tiembla en Africa del Norte y Medio Oriente.
La voracidad por las ganancias causa una catástrofe nuclear en Japón.
La Revolución Socialista es imprescindible en todas partes.



La marcha del capitalismo en declive hacia la barbarie

Los últimos años han confirmado una serie de análisis socialistas científicos formulados por Marx, Engels, Luxemburgo, Lenin y Trotsky.
La crisis bancaria de 2007-2008 en los Estados Unidos y en Europa Occidental, la crisis económica mundial del 2009, la reciente crisis de la deuda pública de varios países europeos y de los Estados Unidos, ilustran que el capitalismo genera inevitablemente crisis y desempleo.
El regreso de las medidas proteccionistas, la competencia entre potencias imperialistas por las materias primas, las tierras cultivables y el agua dulce, se exacerba. La continuación de las operaciones militares en Afganistán, en Irak y ahora en Libia, la ocupación de Haití, los bloqueos a Cuba e Irán, las amenazas recurrentes contra Irán y Corea del Norte, la intervención militar directa de Francia en Costa de Marfil, la invasión de la Franja de Gaza el 2008 por Israel, ponen de manifiesto que el capitalismo en declive genera la opresión y la guerra.
El recalentamiento climático, las devastaciones de la contaminación, la deforestación, la desertización, la catástrofe petrolífera causada por la ineptitud de la transnacional BP en Estados Unidos el 2010, la catástrofe nuclear causada en 2011 por la negligencia de Tepco y la complicidad del Estado japonés que la ha beneficiado, ponen de manifiesto que la ruta de la ganancia capitalista amenaza al medio ambiente.
El ascenso del militarismo, la xenofobia, el clericalismo, el racismo, la hipertrofia de los aparatos represivos, los ataques a las libertades democráticas, la persecución a las minorías religiosas, la caza a los emigrantes, ilustran que el capitalismo se volvió antidemocrático y reaccionario.
Después del hundimiento de la URSS y de la restauración del capitalismo en China, la instauración de una dinastía y el hambre en Corea del Norte, así como el desmembramiento de la economía colectivizada en Cuba, confirman que el socialismo es imposible en un único país, sobre todo en manos de una burocracia oficial privilegiada. Sólo el derribo de esta casta procapitalista por los trabajadores podría salvar las conquistas de la revolución y abrir la vía al socialismo.
La regulación del capitalismo y de las finanzas es un mito. El rescate a los bancos de una parte, la austeridad para los trabajadores del otro, confirman que el Estado no es neutral, sino que está al servicio de la burguesía. La política de los nuevos partidos burgueses ecologistas y de los viejos partidos obreros ("laboristas", "socialistas" y "comunistas") cuando administran lealmente el Estado burgués (en algunos países de América, de Europa o de Oceanía) o cuando sus miembros están a la cabeza de las organizaciones internacionales del capital (como el FMI y la OMC), ha probado que el capitalismo no puede reformarse. Así pues, la huelga de los controladores aéreos de España fue prohibida por el Gobierno del PSOE que militarizó los aeropuertos, a la manera de Reagan y Thatcher.

En los centros imperialistas las masas resisten, pero las direcciones reformistas las sabotean

En todas partes del mundo existe una resistencia a las tentativas de la burguesía imperialista de cargar el fardo de la crisis sobre los hombros del proletariado, los campesinos y la juventud. Los centros imperialistas no ha sido la excepción.
En Estados Unidos, los trabajadores, sobre todo de origen latino, otra vez se manifestaron contra las nuevas leyes antiinmigrantes y los trabajadores públicos de Wisconsin se manifestaron para defender sus empleos y los derechos sindicales. En Grecia los trabajadores asalariados fueron a la huelga, se movilizaron y a veces se enfrentaron a la policía antidisturbios; en Francia los asalariados resistieron en masa los ataques contra las jubilaciones; en Portugal hubo huelgas en el sector público; en España tuvieron lugar gigantescas manifestaciones. En Gran Bretaña los estudiantes y luego los trabajadores se manifestaron. En China, las protestas contra los promotores inmobiliarios y las huelgas de obreros por aumentos de salarios se multiplicaron.
Todas las luchas defensivas de la clase obrera y la juventud chocaron con la resistencia feroz de la clase explotadora, su Estado y su Gobierno. Generalmente, las direcciones de la clase obrera, las burocracias sindicales ayudadas por los partidos reformistas y sus suplentes centristas, alegaron el interés nacional, pretendieron negociar con el Gobierno burgués, capitularon ante sus amenazas, ante sus policías y sus tribunales, se negaron a llamar a la huelga general y a la autodefensa, dispersaron la energía en "días de acción" simbólicos o incluso en hipotéticas elecciones.

El orden mundial es sacudido en África del Norte y Asia del Oeste

En los países dominados, numerosas luchas trabajadoras se han desarrollado, como en Bolivia, en Sudáfrica y en Bengladesh. En particular, los acontecimientos de África septentrional tuvieron una dimensión mundial. La ola revolucionaria que comenzó a finales de 2010 en Túnez y se extendió a toda la región, fue anunciada por el movimiento kabyle en Argelia el 2001, la resistencia palestina el 2008, las manifestaciones en Irán el 2009. Las protestas estallaron contra las condiciones de vida insoportables causada por el desempleo, los incrementos de los precios de los alimentos, contra la incapacidad de las burguesas nacionales de desarrollar el país y contra el carácter despótico de los regímenes existentes, sean resultantes del nacionalismo panárabe (Túnez, Egipto, Libia, Siria, Cisjordania, Argelia, Yemen...), de las monarquías establecidas por los antiguos colonizadores franceses o británicos (Bahrein, Marruecos, Arabia Saudí...) o del nacionalismo clerical (Gaza).
El estalinismo, la socialdemocracia y los liquidadores de la IV Internacional capitularon durante los años 1960 y 1970 ante la pretendida "revolución árabe" y sus dictadores burgueses. La burocracia de la URSS y los partidos sometidos a ella pretendieron impedir la revolución proletaria (que se habría extendido por el mundo y en consecuencia habría amenazado a la burocracia oficial de la URSS) defendiendo una supuesta revolución por etapas y, en la práctica, sometiendo el proletariado a la burguesía. Espontaneísmo y adaptación a las guerrillas y a las dictaduras caracterizaron tanto a la corriente pablista de SI-SU-LIT como la corriente healysta del CI: Pablo fue miembro del gobierno de Ben Bela, Healy recibió dinero de Hussein y Gadhafi. Todos los regímenes "socialistas" que pretendieron unificar al "mundo árabe" y modernizar su país, no solamente oprimieron a las minorías nacionales, sino que aceptaron las fronteras coloniales y capitularon cada vez más ante la religión. La historia acaba de dar su veredicto: en Túnez, en Egipto, en Libia, en Yemen y en Siria, las masas se lanzaron al asalto de las dictaduras mafiosas. Lo harán más pronto o más tarde en Argelia.
En Túnez, el sucesor de Bourguiba, Ben Ali (miembro de la pretendida "Internacional Socialista"), estaba vinculado al imperialismo francés. En Egipto, el sucesor del coronel Nasser, Moubarak, (igualmente miembro de la Internacional « socialista ») se sometía al imperialismo norteamericano y en consecuencia colaboraba con Israel. En Libia, Gadhafi ha colaborado abiertamente desde hace más de una década con el imperialismo: privatización de empresas, apertura a grupos capitalistas italianos y norteamericanos, persecusión a cuenta de la Unión Europea a los trabajadores negros que quieren emigrar a Europa. A partir de la instauración de su dictadura, aunque desafiaba al imperialismo, el coronel Gadhafi prohibió las organizaciones trabajadoras, incluidos los sindicatos, mantuvo el sistema tribal y suministó un numeroso proletariado immigrante (1 millón en una población de 6,6 millones) a la explotación salvaje de la burguesía local. En 1995 expulsó a 10.000 refugiados palestinos.
En Gaza y Cisjordania una parte de la juventud desafió a las dos caras de la burguesía palestina, Hamas y Fatah, a pesar de la represión, reclamando la unidad de acción contra la colonización sionista que continúa en Cisjordania y Jerusalén.

El Ejército burgués y los "gobiernos de transición" contra el movimiento de masas

Ante los ascensos revolucionarios que combinaban manifestaciones masivas y huelgas de los asalariados en Túnez y Egipto, el imperialismo norteamericano dio la señal al Estado Mayor del Ejército para destituir al déspota odiado y así bloquear la aparición de un gobierno obrero y campesino por medio de gobiernos de transición constituidos con antiguos dignatarios del régimen, opositores "democráticos" vinculados al imperialismo o incluso con islamistas rebautizados "moderados" para las circunstancias.
En Libia, cuando las masas se inspiraron en las rebeliones vecinas de Túnez y Egipto y se alzaron en todo el país, hasta en los barrios populares de Trípoli, los imperialistas franceses y británicos apostaron a un gobierno análogo. El "Consejo Nacional Transitorio" llamó en su ayuda a las potencias imperialistas.
En ausencia de organización independiente de las masas, incluso embrionaria, y en ausencia de un partido proletario arraigado en ellas, sectores de la burguesía y de la burocracia estatal han conducido el movimiento resultante de la crisis económica y del odio a la dictadura. Ninguna organización levantó el programa al que aspiran los trabajadores de las ciudades y del campo, así como una gran parte de la juventud: Asamblea Constituyente, separación de la religión y el Estado, derechos sindicales, entrega de las tierras a los campesinos, confiscación de las grandes empresas, igualdad de los inmigrantes, emancipación de las mujeres..., que habría cuestionado no solamente el régimen totalitario, sino las supervivencias tribales y la propiedad capitalista. La demanda de una Asamblea Constituyente plantea objetivamente la cuestión de la legitimidad del poder y conduce a asumir la necesidad imperiosa de una insurrección de masas para tomar el poder. Todas estas banderas corresponden a la concepción de la revolución como un proceso ininterrumpido, permanente, que supone el cumplimiento de tareas democráticas y socialistas desde un gobierno obrero y campesino.
Ante la intromisión de las principales fuerzas armadas de la OTAN, Gadhafi encontró un cierto apoyo popular. Tanto más que Arabia Saudí, monarquía absoluta, régimen islamista y socio de los Estados Unidos, restableció el orden en Bahrein, sin que los derechos del pueblo conmuevan a Cameron, Sarkozy y Obama. Del mismo modo, el Ejército iraquí acaba de destrozar a los refugiados iraníes del campo de Ashraf.
En Túnez, Egipto, Libia, se ha verificado la teoría de la revolución permanente: la burguesía es incapaz de desempeñar en nuestro tiempo un papel revolucionario. Las clases trabajadoras de las ciudades y el campo, los jóvenes que luchan por un futuro decente, son traicionados por los charlatanes burgueses y pequeño burgueses que intentan prohibirles el poder y hacerles abandonar la lucha. El aparato del Estado en general, y el Ejército en particular, no está situado por encima de las clases, sino que es siempre una herramienta de la clase dominante. Los soldados conscriptos, los pequeños campesinos, los pequeños comerciantes, los artesanos, fluctúan entre las clases principales. Están dispuestos a apoyar al movimiento obrero si éste es capaz de abrir una perspectiva y de proporcionarle una dirección revolucionaria.


Contra la intervención imperialista en Libia, Afganistán, Irak, Líbano, en Haití, en Costa de Marfil, por la revolución proletaria


Cualquier país oprimido tiene derecho a resistir la intervención militar de las grandes potencias, incluidos Libia e Irán. Para ayudar a juventud y a los trabajadores de Libia, los trabajadores de Norteamérica y la Europa Occidental no pueden darle ninguna confianza a sus propios gobiernos que están al servicio de los grandes grupos capitalistas, que destruyen todas las conquistas sociales anteriores y que apoyan a la contrarrevolución en todas partes del mundo, a las monarquías clericales y a las peores dictaduras. Deben exigir que las organizaciones de masas de origen obrero, los sindicatos y partidos, se pronuncien a favor de la apertura de las fronteras a los trabajadores y a los estudiantes de todo el África, se posicionen contra toda intervención militar en Libia y en los otros países de la región, por la evacuación inmediata de Irak y Afganistán, por el cierre de las bases militares norteamericanas, francesas y británicas de toda la cuenca Mediterránea, por el levantamiento del bloqueo a Irán, por la destrucción del muro del apartheid sionista y el derecho al retorno de todos los refugiados palestinos. La lucha resuelta de los trabajadores contra sus propios gobiernos imperialistas sería la mejor ayuda para los trabajadores de Libia, para la instauración de gobiernos obreros y campesinos, para la destrucción del estado colonial sionista, para la aparición de una Federación Socialista de África del Norte y Oriente Próximo, donde árabes, berberiscos, turcos, judíos, kurdos, saharauis, persas, etc, suprimirán juntos las fronteras heredadas del colonialismo.
La crisis mundial del sistema imperialista, sus guerras, las catástrofes ecológicas, los regímenes antidemocráticos, ponen de manifiesto que la avidez del capital ha llevado a la humanidad al borde del abismo. Sólo la clase obrera puede abrir la vía de la revolución socialista, de una economía planificada por los propios productores, y suprimir las fronteras anticuadas. Para eso es necesario construir el instrumento para la victoria: en cada país un partido obrero revolucionario, sección de una nueva Internacional obrera revolucionaria basada en las experiencias de la Internacional Comunista y de la IV Internacional hasta 1940. Sólo así, sin las traiciones reformistas ni las conciliaciones centristas, podremos convertir el programa revolucionario internacional en movimiento de masas por el fin de la propiedad privada y del capitalismo, por la socialización de la economía, por la sutitución de la dictadura de la burguesía por la dictadura del proletariado, por la sociedad comunista mundial.


1 de mayo de 2011

Colectivo Revolución Permanente
(Francia, Austria, Perú)

c_revolucionpermanente@yahoo.es
http://www.revolution-socialiste.info/CoReP.htm

marzo 29, 2011

La lucha es por nacionalizar la riqueza del país

LA LUCHA ES POR NACIONALIZAR LA RIQUEZA DEL PAÍS,
SIN PAGO Y CON EL CONTROL OBRERO DE LAS EMPRESAS

Si algo ha identificado a los gobiernos de los últimos veinte años: dictadura fujimorista, toledismo, aprismo, ha sido el remate de los recursos naturales y de las empresas estatales al capital imperialista y a otras multinacionales importantes. Este despojo histórico efectuado por decisión de esos gobiernos antipopulares, contó con la complicidad del resto de los partidos de la burguesía representados en el Congreso y ha sido la causa de que las necesidades más urgentes del pueblo continúen sin solución, a pesar de la intensiva explotación de la naturaleza en el país. Esta realidad no cambiará mientras la riqueza nacional no sea propiedad el Estado y su control administrativo no corresponda a los propios trabajadores que la producen. Sólo así será posible iniciar el camino hacia una sociedad donde las masas productoras sean las únicas en disfrutar del resultado de su esfuerzo, llegando a ella mediante la supresión del actual Estado de los Capitalistas y su reemplazo por un Estado de los Trabajadores.


La Agenda de la CGTP

Ante la situación descrita, la obligación de toda dirigencia obrera es encabezar la lucha por los grandes objetivos sociales y políticos de los trabajadores. Pero la dirección de la CGTP no cumple su deber clasista. En febrero pasado elaboró lo que denomina la “Agenda de los Trabajadores” y que no contiene banderas fundamentales como: la re-estatización de las empresas privatizadas, la anulación de los Tratados de Libre Comercio, el desconocimiento de la Deuda Externa, un salario que cubra la canasta familiar, el acceso a los servicios públicos a precios populares, la tierra y el financiamiento para el campesinado, la ruptura con los gobiernos y organismos económicos imperialistas, y, aunque reivindica una educación gratuita, no defiende la gratuidad de la salud.

Sin embargo la plataforma levanta demandas que no corresponden a las soluciones que exigen los intereses del proletariado y su aguda condición de pobreza: incremento de impuestos a las rentas (un minúsculo paliativo a la explotación del trabajo por el capital); apoyo a la mediana empresa que exprime a los trabajadores como lo hace la gran empresa; exigencia de protección patrimonial para la industria azucarera actual (que beneficia a los capitalistas Oviedo) en lugar de luchar por la expropiación sin pago de los patrones y el paso de las empresas a control obrero; apoyo a las Mypes (concepto en que se fusionan diferentes intereses de clase: el trabajador independiente, la microempresa y la pequeña empresa de masiva explotación); demanda de “cambio de Constitución” (que busca reformar la Constitución actual y mantener una Constitución burguesa para el Perú). Todas estas medidas están encaminadas a reformar tímidamente ciertos aspectos del Estado actual, para que permanezca vigente y el poder económico y político siga siendo ajeno y enemigo de las masas.


La plataforma del nacionalismo burgués

Vista la concepción reivindicativa burguesa de la burocracia sindical, no sorprende que haya otorgado su apoyo al programa con que el Partido Nacionalista acude a las elecciones. El PNP publicó en octubre pasado un documento de 10 puntos que caracteriza muy bien su política de defensa del sistema capitalista y del Estado de la burguesía peruana.

Los pilares de esta plataforma son los siguientes puntos:

1.- Nueva Constitución. Una nueva Constitución “democrática” en nuestra historia, pero que como siempre no toque ninguna de las bases económicas y políticas del poder de la clase dominante. 2.- Economía nacional de mercado. Defensa de la economía capitalista de mercado, sistema explotador de los trabajadores que cautela los intereses de las “inversiones nacionales o extranjeras”. 4.- Recuperar soberanía sobre los recursos de la nación, 6.- Trabajo y pensiones dignas y 7.- Educación y salud para todos. Grandes demagogias. Ni una sola medida concreta para establecer “soberanía nacional” (vale decir propiedad estatal de toda la riqueza), “trabajo decente” (es decir salarios que realmente solventen las necesidades populares), ni “educación y salud universales, gratuitas y de calidad”. Ninguna verdadera voluntad política, porque el Humalismo tendría que expropiar al imperialismo y a la burguesía (a la que pertenece) y para garantizar con esos recursos el desarrollo de la población de todas las regiones. 8.- Vida segura. Estado policiaco. Frente a la situación de miseria estructural de amplios sectores y el resultante crecimiento de la delincuencia, los gobiernos burgueses siempre apelan a la represión pero nunca a la creación de una economía en favor de los trabajadores. El nacionalismo no sería la excepción. 10.- Integración regional y globalización solidaria. La “revisión” de los TLCs, su permanencia, la preservación de la sumisión al imperialismo y el mantenimiento del país en las instituciones creadas por las clases opresoras sudamericanas (CAN, Mercosur, Unasur).

A este programa capitalista le ha brindado hace meses su apoyo la cúpula de la CGTP, que como sabemos está conformada por el PC y Patria Roja.


Los candidatos de la CGTP

La Asamblea de Delegados de la CGTP del 12 de febrero tomó una histórica decisión, muy lamentable desde el punto de vista de los grandes objetivos – históricos - de los trabajadores. Aprobó su apoyo electoral oficial a cinco candidatos que integran las listas de Gana Perú, candidatos que ejercen cargos de representación sindical: Sifuentes, Dammert, Cortez, Ruiz y de la Cruz. Entre ellos Carmela Sifuentes y Manuel Cortez, Presidenta y Secretario de Organización de la Central. Esta decisión respalda candidatos que son producto de un acuerdo entre el PNP, la alta burocracia sindical y el oportunista Partido Comunista Peruano, del que Roberto de la Cruz es Secretario General.

Este respaldo pone el voto de la vanguardia de las masas a los pies de los intereses de la fracción nacionalista de la burguesía peruana y de su candidato, un alto oficial del Ejército con una pública foja de represor. Así La burocracia sindical reformista destruye otra vez la posibilidad de una política clasista independiente frente al conjunto de la clase dominante y de su Estado. El nacionalismo burgués puede jactarse ahora de haber domesticado completamente al movimiento sindical por obra de la misma dirección que durante años se negó a derribar a los detestados gobiernos de Toledo y García, impidiendo la unidad de todas las luchas y levantamientos del país en una Huelga General Indefinida y la articulación de todo el movimiento obrero y popular en una Asamblea Popular Nacional que construya el poder de los explotados. La dirección de la CGTP tuvo la oportunidad de llamar al movimiento de masas a presentar sus propios candidatos que lo representaran y lucharan por sus objetivos de clase, pero prefirió nuevamente el servilismo reformista. Las nuevas generaciones proletarias sabrán juzgarla y deslindar políticamente con ella.

Para tomar en nuestras manos la riqueza nacional producida por los trabajadores,
iniciando el camino revolucionario a la sociedad socialista:
¡Expropiar sin pago al imperialismo y a la burguesía,
poniendo las empresas bajo control de los trabajadores!

Los trabajadores no tenemos candidato a la Presidencia.
No votar por ninguna candidatura de la clase dominante.
¡Voto clasista, voto nulo!


Marzo 23, 2011

Colectivo Revolución Permanente en el Perú