noviembre 24, 2010

Editorial de Revolución Socialista # 6 (Noviembre 2010)


Quién podría decir que el pueblo trabajador ha carecido de combatividad hacia el gobierno aprista. Algunas veces mejor organizado y otras espontáneamente, no ha dejado de enfrentar los continuos ataques del Ejecutivo burgués, su bloque parlamentario y su aparato judicial. En ciertos momentos consiguió incluso colocar a la defensiva al enemigo de clase, pudiendo llegar a abrirse una situación más favorable.

Ha sido más bien el recurrente boicot a esa disposición de lucha por parte de los propios dirigentes del movimiento obrero, es decir la burocracia sindical con su premeditada política de paros brevísimos, aislados y de engañosas “mesas de diálogo”, lo que produjo derrotas que le dieron suficiente respiro al régimen. En estos días hay encuestas que le otorgan a Alan García hasta un 40 % de aceptación, muy superior al índice del que gozaba Toledo en sus últimos meses. Esto es un reflejo, en la conciencia coyuntural de la población, de la decepción a que la someten estas cúpulas desprestigiadas que se han negado testarudamente a convocar una Huelga General Indefinida contra cada uno de estos gobiernos.

En sustitución de la política clasista que tendría el deber de practicar, la burocracia es siempre electoralista y servil hacia las opciones burguesas. En particular, partidos como los de Humala (PNP) y Villarán (FS) son elogiados, apoyados y obedecidos por la dirección de la CGTP, constituida de partidos reformistas pseudosocialistas. De esta manera se estafa a las masas, generándoles falsas esperanzas en proyectos comprometidos, por su naturaleza social, con los intereses capitalistas y el sostenimiento del Estado burgués. En ausencia aún de una nueva generación de activistas obreros de formación marxista, a las cúpulas les es sencillo imponer esta política ajena y contraria a la Revolución Proletaria Socialista.

La política revolucionaria se propone unir las filas de todos los explotados contra la burguesía en todas sus expresiones, según el principio marxista de la independencia de clase. Esta táctica de la acción unitaria de todas las organizaciones de trabajadores fue históricamente establecida por la Internacional Comunista, desde 1921, con el nombre de “Frente Único”. Basados en ella, los comunistas luchamos al interior del movimiento de masas por la adopción de un programa revolucionario para establecer un Estado de Trabajadores sobre las ruinas del Estado actual. Como parte de ese programa, planteamos la organización de nuevos organismos de poder como una Asamblea Popular Nacional y la construcción de un partido obrero revolucionario que asuma el liderazgo del movimiento.

Cumplido un proceso de decantamiento político y metodológico, los editores de Tribuna Clasista iniciamos la publicación de Revolución Socialista como uno de los órganos nacionales de nuestra agrupación internacional. En el período anterior el esfuerzo estuvo dirigido a intentar tender un puente entre el programa revolucionario histórico y los dispersos elementos y grupos de vanguardia que venían surgiendo. Algunos de ellos acogieron nuestra invitación a expresarse en estas páginas, otros todavía son víctimas de su propio comportamiento sectario. En este nuevo período, ya de prensa partidaria, consideramos a este trabajo una indispensable herramienta en la lucha por crear una organización revolucionaria de trabajadores en el Perú, con un programa político que sintetice la experiencia que la historia de la lucha de clases nos ofrece.

por el camino de Lenin y Trotsky

Colectivo Revolución Permanente en el Perú
Noviembre 07 de 2010

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