agosto 09, 2009

Carta Abierta al Partido de los Trabajadores de la Ciudad y el Campo

CARTA ABIERTA A LA MILITANCIA
Y LA DIRIGENCIA DEL PTCC


Estimados compañeros:

La defensa de “la Nación”

Desde que hiciera pública aparición el “Movimiento por un Partido de la Clase Trabajadora de la Ciudad y el Campo”, hoy PTCC, la organización ha apelado reiteradamente en sus planteamientos a una concepción de “unidad nacional”. El mismo Manifiesto fundacional del partido se posiciona por la preservación del “Perú como nación”, y se dirige a los “partidos que se reclaman de la independencia de la nación”, como concreción de lo que se conoce como la teoría del “frente único antiimperialista”.

Estos planteamientos rompen con el principio clasista básico de la independencia política del proletariado y atan el destino de los explotados a un ala de la clase opresora que ha creado y dominado el estado peruano durante 188 años. Concretamente confunden los intereses de las masas con los de una pequeña fracción nacionalista de la burguesía, expresada hoy en el discurso del Partido Nacionalista. El PNP recurre a esa misma “unidad” interclasista, lógicamente pretendiendo que las masas se coloquen a la cola de un sector de la burguesía que pretende la reforma del Estado capitalista en el Perú.
Compañeros, si la intención es dotar al PTCC de una línea clasista tanto en discurso como en acción, siempre debe apelarse a la Unidad de los Trabajadores (basada en la alianza obrero - campesina), a su independencia política y a la unidad de todo el pueblo oprimido por el sistema capitalista (incluyendo a los pueblos quechuas, aymaras y etnias amazónicas), de lo contrario las concepciones del partido se convierten en nacionalistas y no en socialistas. Los únicos verdaderos antiimperialistas seremos siempre los trabajadores combativos, y no las organizaciones nacionalistas de otras clases, que pretenden negociar con el imperialismo una mayor tajada en la explotación de nuestro pueblo.

Asamblea Constituyente, Vacancia Presidencial y Asamblea Popular Nacional

El PTCC ha asumido formalmente como suyas las demandas: “Por una Asamblea Constituyente Soberana” y “Vacancia presidencial”, sin aclarar ante la militancia cuál es el trasfondo programático de clase que las sustenta.

Ambas demandas no cuestionan en nada el orden burgués, más aún lo sostienen justamente cuando las masas han demostrado su creciente disposición de lucha: las huelgas indefinidas en Moquegua, Canchis, Andahuaylas, Chumbivilcas, La Oroya, el levantamiento amazónico, recientemente nos han dado una valiosa lección en ese sentido.

Una “Asamblea Constituyente Soberana” tendría validez para los trabajadores siempre y cuando se alce como un órgano legislativo independiente de la burguesía, imponiéndose sobre quienes hoy administran los poderes de este Estado (por eso sería Soberana). La agitación de esa consigna sería progresista en una situación política completamente distinta, donde esté en juego remontar circunstancias históricas especialmente adversas para el movimiento popular (como el actual caso de Irán), con el objetivo de generar conciencia en las masas sobre sus condiciones de vida. Pero en el Perú está planteada la lucha por el surgimiento de órganos efectivos de poder proletario. Hay que impulsar la convocatoria de Asambleas Populares como parte de la construcción de una Asamblea Popular Nacional que persiga, no la revocatoria del Presidente, sino la caída del gobierno reaccionario y su reemplazo por un gobierno obrero y popular. La Asamblea Popular Nacional es una demanda programática fundamental que el PTCC está sustituyendo por la línea de la Coordinadora Político Social.

No nos engañemos compañeros, la “Asamblea Constituyente” propuesta por el nacionalismo humalista - y todo su séquito de falsos partidos socialistas agrupados en la CPS y el “Frente Nacional por la Vida y la Soberanía” - lo que proponen es una legislatura constituyente burguesa que reedite la Carta de 1979.

También resulta evidente que la verdadera intención de la propuesta de vacancia presidencial es adelantar las elecciones presidenciales. Aunque esta circunstancia es bastante improbable, aún si el caso se presentase sólo cabría esperar dos opciones: un nuevo gobierno absolutamente lacayo al imperialismo o el triunfo del candidato nacionalista burgués en coalición con la alta burocracia sindical traidora a los intereses de las masas.

Queda claro compañeros que ambas demandas, Asamblea Constituyente y Vacancia Presidencial, además de ser inservibles para el propósito para el que fue creado el PTCC: “Construir el poder de los trabajadores”, desorientan mucho a todo el movimiento popular, justamente cuando comienza a dar signos de radicalización.

5 de agosto de 2009

COLECTIVO REVOLUCIÓN PERMANENTE EN EL PERÚ

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