noviembre 09, 2008

LM 14


Asamblea de los Pueblos para el poder proletario

ASAMBLEA DE LOS PUEBLOS
PERO PARA CONSTRUIR EL PODER PROLETARIO
QUE ACABE CON LA BURGUESÍA


Independencia política de clase

El sábado 8 de noviembre está previsto el nombramiento del Comité Organizador de una “Asamblea Nacional de los Pueblos”, convocada fundamentalmente por las direcciones de la CGTP, la CUT y la Coordinadora Político Social. Está considerada también la aprobación de los Principios, Bases Programáticas y Lineamientos Organizativos de esa ANP.

Un organismo que reúna al movimiento obrero y popular para construir el poder de los trabajadores frente al poder de la burguesía, es una larga ambición de las masas en éste y en el resto de los países del mundo. Sin embargo, para alcanzar tal objetivo, los trabajadores tenemos que defender uno de los principios políticos más básicos de nuestra lucha: la independencia política de clase. No en vano la historia ha demostrado, una y otra vez, que cualquier subordinación a los organismos de la clase dominante significa la derrota irremediable de los pueblos.

Lamentablemente, esta no es la política de las direcciones convocantes. Para los dirigentes nacionales de la CGTP, la CUT y los partidos tradicionales del movimiento de los explotados (como PC, Patria Roja, PS y sus aliados), los trabajadores deben coludirse con las organizaciones de sus opresores, como lo hacen ellos en la Coordinadora Político Social con el Partido Nacionalista burgués, dirigido y financiado por oficiales del Ejército reaccionario y connotados capitalistas. Es más, dirigentes de esos mismos partidos autotitulados de izquierda, como Ricardo Letts y Javier Diez Canseco, son igualmente empresarios.

Una Asamblea Popular es un órgano de frente único en camino a convertirse en un organismo de poder de los trabajadores; según la concepción de la táctica antiburguesa del Frente Único Proletario, impulsada desde 1921 por la Internacional Comunista. El frente único se establece siempre entre todas las organizaciones de trabajadores de las ciudades y del campo, nunca entre explotadores y explotados. Pero la convocatoria a la ANP incluye explícitamente a los “pequeños y medianos empresarios” causantes de la explotación de masas enteras que sobreviven sin ningún tipo de derechos laborales. Así también incluye a entidades ajenas al movimiento popular como las ONGs y los Colegios Profesionales.


Programa revolucionario

En la convocatoria a la ANP podemos también constatar su propósito: “Sin renunciar a la democracia representativa (…) la Asamblea Nacional de los Pueblos se propone dar curso a la democracia participativa y directa.”

Un organismo de frente único que se forja como órgano de poder proletario, lo hace enfrentándose al Estado de la burguesía y a su falsa democracia, para levantar el Estado de los Trabajadores. No puede tener otro sentido, porque la permanencia del Estado capitalista significa la permanencia sin fin de la opresión. Pretender reformar la democracia burguesa con el apelativo artificioso de “democracia participativa” es un suicidio, porque mantiene a la clase dominante en el poder.

Para que el movimiento obrero y popular consiga vencer a su enemigo y no vuelva a ser cruelmente derrotado como en ocasiones anteriores, necesita un programa revolucionario. En el curso del combate por ese programa el proletariado construye su poder, se hace con el poder. ¿Cuáles son las reivindicaciones más importantes por las que hay que luchar como parte de ese programa?

1. No más privatizaciones ni concesiones. 2. Anulación de los Tratados de Libre Comercio con los EEUU y otros países. 3. Salario que cubra la canasta familiar. 4. Servicios públicos y combustibles a precios populares. 5. Nacionalización sin pago de las empresas privatizadas, bajo control de sus trabajadores. 6. Control directo de todas las empresas estatales por sus trabajadores. 7. Estatización de todo el comercio exterior del país. 8. Expropiación de las transnacionales, de la banca y de la gran empresa. 9. Desaparición de los services. 10. Completa estabilidad laboral. Nombramiento de todos los contratados y reposición de todos los despedidos. 11. Plan general de obras públicas para un pleno empleo de calidad y acceso universal a la vivienda. 12. Salud y educación públicas, gratuitas y de calidad, bajo control de las organizaciones populares. 13. Tierra y financiamiento para el campesinado. 14. Desconocimiento de la deuda externa. 15. Ruptura con los gobiernos imperialistas, con el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OMC, la APEC.


Forjar el poder proletario

Lejos de batallar por un programa para alcanzar el poder, las cúpulas burocráticas sindicales y políticas conducen a los trabajadores a demandas como “Asamblea Constituyente” y “Revocatoria Presidencial”, cuando éstas no son más que trampas de la seudodemocracia burguesa. Nunca una Asamblea Constituyente o una acción jurídica de revocatoria - en un país con democracia formal – han llevado al movimiento de los trabajadores a fortalecerse y derrocar a la burguesía. Al contrario, ese tipo de consignas lo han desorientado de sus objetivos históricos, lo han domesticado y vuelto a sumir en la derrota. Los actuales casos de nacionalismo burgués en Bolivia y Ecuador, demuestran nuevamente la servidumbre pro-burguesa que provoca la consigna de la Asamblea Constituyente en el movimiento de masas.

Por el contrario, la lucha por la construcción de organismos como las Asambleas Populares, en cada localidad y región, y los destacamentos de Autodefensa de Masas al interior de aquellas, son el único camino que abre posibilidades de victoria. El movimiento popular ha demostrado que es capaz de abandonar el absurdo pacifismo en el que persiste su dirección, mientras la Policía y las Fuerzas Armadas lo siguen masacrando. En ese camino hacia el poder, otros organismos existentes como los Frentes Regionales, deben depurarse de entidades y elementos burgueses, para servir a la constitución clasista de Asambleas Populares.

En la creación de un germen de poder proletario como la ANP resulta imprescindible un elemento: el régimen de democracia proletaria que un día será el nuevo régimen estatal de los trabajadores. Sólo con una alta y genuina representatividad de las amplias masas, con delegados democráticamente elegidos y revocables en cualquier momento en asambleas de base, con una vida interna donde se respeten la libre expresión y voluntad de las bases y de sus delegados, una Asamblea Popular constituirá una conquista histórica clasista. Desgraciadamente, es la burocracia sindical y política de siempre la que organiza la Asamblea y por supuesto se adjudica automáticamente la representación de las bases obreras y populares.

No es la primera vez que una Asamblea Popular de ámbito nacional se proyecta en el Perú. Una Asamblea Nacional Popular se efectuó ya en noviembre de 1987 en Villa El Salvador. Convocada en circunstancias nacionales e internacionales mucho más favorables a las de hoy, aquella ANP no pudo convertirse en un órgano de poder, en un verdadero soviet, pues la política de las direcciones reformistas la abortó deliberadamente: sólo era una cobertura propagandística para el oportunismo electorero de las dirigencias. La ANP de 1987 contaba con intelectuales y militares burgueses entre su dirección, que se identificaban como nacionalistas velasquistas y cristianos. Esa dirección correspondía en su inmensa mayoría a los mismos partidos que ahora convocan la nueva ANP, otra vez junto a partidos de la burguesía.



Forjar un partido obrero revolucionario: No a la resurrección de Izquierda Unida

La Coordinadora Político Social es la alianza de los partidos tradicionales del campo de los trabajadores con el Partido Nacionalista burgués de Ollanta Humala. Su objetivo declarado es negociar una lista conjunta para las elecciones del 2010 y del 2011. Su objetivo no es la organización de la vanguardia proletaria en asambleas de poder, en organismos de autodefensa, en un partido revolucionario para crear un Estado de los Trabajadores; su objetivo son las alcaldías, los escaños, las consejerías regionales, los ministerios, las presidencias, la administración del Estado de la burguesía.

La CPS es una nueva versión de Izquierda Unida (1980 – 1995), frente de conciliación de clases fenecido tras toda una historia de oportunismo y traiciones al movimiento obrero y popular. Con un programa reformista y una política de colaboración permanente con la burguesía, Izquierda Unida se especializó en utilizar el voto de las masas empobrecidas para asegurarse ubicaciones rentables en el Estado del enemigo, antes de ser ampliamente repudiada por el pueblo al que parasitó.

Muy lejos de esto, el proletariado continúa demostrando su capacidad de lucha por los derechos de los pueblos y su voluntad de acabar con la dominación capitalista que lo expolia. Dominación que no terminará lógicamente con la “refundación” burguesa del Estado pretendida por la CPS, sino con la construcción del poder obrero, la política de la Huelga General Indefinida que las burocracias detestan, la organización de un partido obrero revolucionario, comunista, como sección de una Internacional obrera revolucionaria, para tomar el poder.


Por la democratización de la CGTP y sus Federaciones Departamentales
Por la Central Única Clasista de masas, sobre la base de la CGTP y la CUT
Por Asambleas Populares con democracia proletaria en todas las Regiones

¡Asamblea de los Pueblos,
sin patrones ni milicos, ni burocracia reformista!
¡Fuera el Gobierno y el Congreso!
¡Huelga General Indefinida, ahora!
¡Gobierno Obrero, Campesino y Popular!


07 de noviembre de 2008
91 Aniversario de la Revolución Soviética

Colectivo Revolución Permanente en el Perú