mayo 10, 2007

1 de mayo 2007: Es necesaria una Internacional obrera revolucionaria

Para que los trabajadores de todos los países derroten a sus burguesías y abran la vía del socialismo mundial, es necesaria una Internacional obrera revolucionaria

El capitalismo amenaza a la humanidad
El modo de producción capitalista agotó hace tiempo su papel progresista, como lo demostraron, en particular, las dos Guerras Mundiales y las crisis económicas mundiales de 1929 y de 1973. La burguesía sobrevive al precio de guerras y crisis económicas que destruyen periódicamente fuerzas productivas a gran escala.
La burguesía sobrevivió y prolongó su dominio gracias a las traiciones de los aparatos reformistas del movimiento obrero. Estas repetidas prórrogas históricas no le confieren nueva juventud. Sólo se mantiene preparando el terreno para nuevos conflictos y desequilibrios económicos aún más graves. La economía capitalista contemporánea es estimulada por el endeudamiento y la economía armamentística (más de 1.100 millones de dólares en gastos militares al año), lo que implica especulación, hipertrofia de las finanzas y militarismo.
El capitalismo toma un carácter más y más parásito. La producción para la rentabilidad obstaculiza el desarrollo económico y amenaza peligrosamente el medio ambiente. La devastación de una ciudad entera de Estados Unidos por un ciclón, mostró las consecuencias del recalentamiento climático y del carácter racista que asume cada vez más el capitalismo. Los Estados se multiplican, dividiendo a la humanidad en fronteras cada vez más caducas.

Este siglo ha empezado reaccionariamente
El mantenimiento del capitalismo nos cuesta muy caro a los trabajadores de las ciudades y el campo. Las grandes potencias reforzaron su dominio sobre el planeta: después de haber bombardeado Serbia, invadido Afganistán e Irak, ahora amenazan a Irán. El capitalismo ha sido restaurado en Rusia, Europa del Este y China. Los antiguos bastiones obreros en los países capitalistas son desmontados por las privatizaciones y las reestructuraciones. La tasa de explotación aumentó por la intensificación del trabajo y el estancamiento de los salarios reales, o incluso su reducción. Así pues, la tasa de ganancia de los capitalistas temporalmente ha remontado.
Los descubrimientos de la ciencia y la técnica desembocan demasiado a menudo en el reforzamiento de la explotación y la opresión para la mayoría, y en el derroche de una minoría. En los países que afirman ser los modelos de la democracia, las libertades se reducen en nombre de la "lucha contra el terrorismo". El oscurantismo y el clericalismo se refuerzan. La crueldad amenaza: en Irak el Ejército norteamericano emplea la tortura; en la antigua Yugoslavia, en Ruanda, en Sudán, se cometieron genocidios o están en curso; los gobernantes chinos aplican la pena de muerte a gran escala para traficar con órganos humanos...
La población palestina vive en la opresión y la humillación. La esperanza de vida disminuyó en Rusia; millares de mineros mueren cada año en China; los nuevos capitalistas chinos y rusos viven en el lujo mientras la mayoría de la población trabajadora carece de todo. Cada año millones de personas son obligadas a dejar su país a causa de la guerra, la represión o la pobreza; en los países donde arriban suelen ser despreciados, sobreexplotados y perseguidos. Todas las grandes metrópolis albergan a una población supernumeraria que sufre la miseria y la inseguridad. Incluso en los países presentados como modelos en cuanto a empleo, el desempleo es masivo; por todas partes la precariedad de las trabajadoras y los trabajadores aumenta.

Los explotados y oprimidos son engañados y traicionados
Las propias burocracias privilegiadas y despóticas que dirigían las economías de los Estados declarados "socialistas", restablecieron el capitalismo. Los regímenes nacionalistas burgueses que desafiaban después de la Segunda Guerra Mundial a los imperialismos europeos y norteamericanos, capitularon generalmente. Las direcciones nacionalistas del pueblo oprimido devolvieron las armas (ANC, FSLN, FMLN, IRA, ETA...) o juegan la carta del imperialismo dominante (OLP, PDK, UPK...). Su quiebra reforzó a corrientes aún más reaccionarias, racistas o fundamentalistas.
Las grandes organizaciones creadas por el proletariado a finales del siglo XIX y a principios del XX protegieron a su clase dominante y a su Estado burgués durante la última ola revolucionaria mundial, la de los años 70, lo que permitió la contraofensiva de la burguesía mundial en los años 80 y 90. Los aparatos corrompidos de los sindicatos preconizaron el interés nacional, cogestionaron, impidieron las huelgas generales, negociaron los planes antiobreros; los partidos reformistas, tanto de tipo socialdemócrata como estalinista, defendieron a su burguesía y, a veces, administraron lealmente a su Estado burgués en detrimento de los trabajadores de su país y de los países dominados.
Durante los años 60 y 70, las múltiples corrientes castristas, maoístas y pseudotrotskistas recogieron la energía revolucionaria de la juventud pretendiendo levantar la bandera de la revolución, abandonada por la Internacional "socialista" y los partidos "comunistas". Con el reflujo de la clase obrera y en particular la restauración del capitalismo en Rusia y China, las antiguas organizaciones centristas desaparecieron, se unieron a los partidos tradicionales o crearon nuevos partidos obrero-burgueses. Las organizaciones "izquierdistas" o "radicales" que subsisten pasaron a ser en su mayoría reformistas, pacifistas, o incluso chauvinistas. Trabajan de la mano con burócratas sindicales, se alinean con Chávez, hacen pasar al Foro Social Mundial como "anticapitalista", le dan su confianza a la ONU o cortejan a movimientos ecologistas y religiosos. Casi todas votaron en un momento u otro por partidos burgueses (LCR de Francia por Chirac...) e incluso establecido frentes populares (Partido Socialista de los Trabajadores de Gran Bretaña). Algunas han reclamado más policías (Lucha Obrera de Francia). Otras han participado en gobiernos burgueses (Democracia Socialista de Brasil, Partido Comunista Maoísta de Nepal).

La clase obrera posee la capacidad de resistir a los ataques y derribar al capitalismo
Pero la clase obrera creció a escala mundial. Nuevas concentraciones locales de trabajadores aparecen, generaciones que no conocieron derrotas renuevan el proletariado.
La juventud estudiante llevó adelante luchas importantes en Grecia, Chile, Italia y Francia. No sometieron a los pueblos de Irak los gigantescos medios militares británicos y norteamericanos. Los conductores de autobús y los profesores fueron a la huelga en Irán, los estudiantes y las mujeres se manifestaron. El proletariado chino comenzó a luchar colectivamente a pesar de una represión intensa. Se expulsó a varios Presidentes elegidos en América Latina; las masas en Venezuela resistieron a las tentativas de golpe apoyadas por el imperialismo; órganos soviéticos nacieron en Bolivia y México bajo la forma de las Asambleas Populares de EL Alto - La Paz y de Oaxaca. En los Estados Unidos, el consenso patriótico de 2001 en torno a Bush se agotó, como prueban las manifestaciones contra la guerra, las huelgas, las protestas contra las leyes que persiguen a los inmigrantes. En Europa, las manifestaciones contra la guerra iraquí fueron gigantescas en los Estados que participaron en ella (Gran Bretaña, Estado Español, Italia). Un verdadero levantamiento, abandonado sin perspectiva, sacudió los suburbios de Francia. En África, los trabajadores y los estudiantes de Guinea hicieron una huelga general contra el poder de Conté.

Por una internacional obrera, por la revolución socialista mundial
El proletariado (obreros, empleados, técnicos, etc.) es mayoritario a escala mundial y crea la parte fundamental de la riqueza de la sociedad. Posee el potencial de impedir que la humanidad se hunda en el abismo a donde la conduce inexorablemente la minoría capitalista. Si conduce una lucha resuelta contra la burguesía, sabrá implicar en ella a una gran parte del campesinado pobre, de la juventud estudiante, de los desempleados y marginados de las periferias de las mégapolis, e incluso a una fracción de los profesionales.
La línea de las direcciones burocráticas, de conciliación y capitulación hacia las clases dominantes, desmoraliza y divide a las filas trabajadoras. La unidad de los trabajadores se forja contra la burguesía. La clase obrera, no siendo una clase explotadora, no tiene otro medio para defenderse que la organización. Combate por la unidad de sus organizaciones frente a los capitalistas y los Gobiernos a su servicio, para imponer la democracia trabajadora en sus sindicatos y sus asambleas, para organizar su defensa ante los fascistas, ante los islamistas y ante todos los mercenarios del capital.
Si la clase obrera llega a superar la política de traición de los agentes reformistas de la burguesía, entonces la defensa de las conquistas sociales y las libertades, la lucha por la reducción del tiempo de trabajo, por la indexación de los salarios, contra la opresión nacional, contra la guerra imperialista, por la emancipación de las mujeres, por el control obrero de la industria... será eficaz y se conjugará en una fuerza formidable. Entonces, en una revolución permanente, el combate en cada país por la derrota del Estado burgués y por un Gobierno Obrero basado en organismos de poder proletario, abrirá la vía a la expropiación del capital, a la planificación por los productores, a la construcción del socialismo y a la federación socialista mundial.
Para esto, los trabajadores y trabajadoras más avanzados deben agruparse en un partido revolucionario, a escala nacional e internacional, ya que la clase obrera es la primera clase que, para ser revolucionaria, debe ser internacionalista. Ella incluye siempre a los inmigrantes. Ella es explotada cada vez más por grupos capitalistas de los Estados Unidos, de Europa Occidental y del Japón, que son transnacionales. Sobre todo, solamente la clase obrera es capaz de derribar las fronteras que constituyen obstáculos al desarrollo de las fuerzas productivas: el socialismo no podrá realizarse sino a escala mundial.

1 de mayo de 2007

Colectivo Revolución Permanente