diciembre 07, 2005

El Frente Amplio reformista: servil a la burguesía y al imperialismo

El 9 de noviembre el Frente Amplio dio a publicidad el programa de gobierno con el que pretende candidatear en abril. En los breves párrafos de presentación del programa, se encuentran cinco menciones chauvinistas a “nuestra patria”, lo que sin embargo no le impide declarar su oposición al TLC únicamente “en los términos en que se negocia”. Es decir que un tratado algo menos expoliador por parte del imperialismo, un tratado un poco más indulgente con la burguesía peruana lacaya, contaría sin duda con toda la entusiasta adhesión del Frente Amplio. No por gusto están declaradamente en favor del “desarrollo del comercio internacional” capitalista. Esta es la realidad del frente reformista: la de las frases patrioteras y la “amplitud” proimperialista.

Esa concreta traición programática a los intereses de las masas trabajadoras, es tan sólo un botón de muestra sobre las conclusiones prácticas que se desprenden del texto genérico del programa de gobierno. Las siguientes son las mayores perlas de este programa:


Mantener el capitalismo y la sumisión al imperialismo.
El “Proyecto Nacional” del Frente Amplio está “centrado sobre empleo, inversiones, redistribución del ingreso, (…) fomento del Ahorro y de la Inversión”. Esta fraseología, que podría estar extraída de cualquier discurso de Alan García, los pinta de cuerpo entero. Qué trabajador no habrá escuchado durante toda su vida proclamar a la burguesía que su inversión de capitales creará buenos empleos y así se multiplicarán los ingresos de todos. Y qué trabajador clasista no sabe que esta charlatanería sólo significa millonarias ganancias para los capitalistas, y más subempleo y desempleo con una peor indigencia para las masas. Eso es también lo que pensará el trabajador cuando escuche del “apoyo irrestricto” a la “mediana empresa”.

Una vez establecido ese “proyecto” capitalista, son necesarias por lo menos dos grandes tareas para asegurarlo. Se trata de la “revisión de las privatizaciones” y la “revisión de la deuda externa”. La repulsa que el pueblo siente ante las privatizaciones por las que la dictadura regaló las empresas estatales al capital mayormente imperialista, es contestada con el señuelo de la “revisión”. Ni más ni menos que lo que cualquier candidato burgués prometería para aplacar las iras populares. Ya que están decididamente en contra de que esas empresas vuelvan a propiedad estatal sin pago alguno, prometen ver si es posible recomprar, con dinero producido por las masas, alguna ínfima parte de lo privatizado.

Así, capitular ante la burguesía, agente del imperialismo, implica capitular ante su amo. La deuda externa, nunca contraída ni disfrutada por el pueblo, ha sido cien veces pagada con su sacrificio, lo que no ha impedido que la deuda siga existiendo y creciendo. Ante esta verdad histórica, los reformistas se niegan a asumir el derecho de los explotados a desconocerla, y más bien prometen una “reducción” de su ritmo de pago, una “renegociación” y su “canje por inversión” (cuando no, la inversión….). De esta manera, los trabajadores nos enteramos que los sirvientes de la clase dominante se apresuran a reafirmarle al imperialismo, que son completamente inofensivos para él.

Nada de elevar el salario al costo de la canasta familiar, ni de garantizar un pleno empleo de calidad, ni de romper con el FMI y el Banco Mundial, ni menos de expropiar al imperialismo y a la gran burguesía o de estatizar el comercio exterior. Sólo la administración de la economía capitalista en contra de los intereses de las masas y en provecho de sus enemigos de clase.


Un Estado Burgués con sus Fuerzas Armadas fortalecidas.
No hay trabajador de mediana edad que no recuerde el régimen “democrático” de los años 80. Comparado con el actual, se trataba de la misma explotación y represión. Aquél régimen nació de un pacto entre los sectores civiles y militares de la burguesía con el fin de preservar su Estado frente al ascenso político de las masas a finales de los años 70, pacto que quedó suscrito con la Constitución de 1979. Los partidos encargados de redactar esa Constitución fueron el APRA y el PPC, en ese momento los mayores partidos de la clase dominante.

Esa Constitución burguesa es la que el Frente Amplio promete poner en vigencia como gran alternativa a la Constitución fujimorista; una medida que por supuesto nadie identifica como “izquierdista”, ya que una serie de políticos burgueses han hecho de ella una bandera desde hace mucho. Al mismo tiempo, se plantea la convocatoria a una “Asamblea Constituyente” que promulgue una “Nueva Constitución”, es decir un mecanismo de reemplazo de una legislación burguesa por otra, o lo que popularmente puede llamarse “cambiar mocos por babas”.

Con tales posiciones, nadie puede engañarse sobre el significado de la supuesta “Nueva República” del reformismo. Se trata sencillamente del mismo estado burgués, con la dominación económica, política y militar de la clase de siempre. En la ausencia completa de toda noción de desmontaje del actual estado, la nomenclatura “república nacionalista, popular, democrática” con la que se adornan, sólo describe la prolongación del mismo estado capitalista.

Pero estas organizaciones que anuncian su generoso apoyo al estado enemigo, no se quedan ahí. También buscan fortalecerlo en su columna vertebral: “Convertir la Defensa y la Soberanía en conciencia y tarea de toda la población, bajo la responsabilidad del Estado. Inversión apropiada en Defensa Nacional.”. Como si las FFAA no fueran las garantes centrales del sistema, como si las masas trabajadoras no hubieran muerto cien veces para defender la “soberanía” de las grandes fortunas en las guerras que éstas desatan, como si el pueblo no hubiera sido mil veces masacrado por los perros guardianes de la plutocracia, todavía los sirvientes oportunistas de la burguesía nacional y las burguesías imperialistas anuncian más privilegios, más maltratos, más cárcel y más asesinatos, todo pagado con el dinero producido por el trabajo de las masas.

¿Impulsar una Huelga General? ¿Construir organismos de poder para un nuevo Estado de los trabajadores? ¿Organizar la Autodefensa para avanzar en la disputa por el poder? ¿Luchar por un Gobierno Obrero, Campesino y Popular surgido de una revolución socialista? Los falsos socialistas y comunistas del Frente Amplio tiemblan de miedo y de vergüenza ante la posibilidad de una revolución de los explotados, por eso nunca lucharon por el programa que la puede hacer realidad. Enfrascados en la instrumentalización de las organizaciones de masas y en su desesperado apetito por las gollerías de los puestos públicos, jamás representarán los intereses históricos del proletariado y el pueblo.


Diciembre 05, 2005

Lucha Marxista
Por el camino de Lenin y Trotsky